Ya no quedan líneas rojas entre Francia y Rusia, al menos en el discurso, en una peligrosa escalada de tensiones entre dos potencias nucleares enfrentadas en el campo diplomático por el conflicto en Ucrania.
París se ha convertido en uno de los principales suministradores de armas a Kiev en la guerra que cumplió el mes pasado dos años, pese a las advertencias de Moscú de que la postura occidental solo alarga las hostilidades y aleja una salida política de las mismas.
Las ya tirantes relaciones franco-rusas llegaron a un nivel sin precedentes en los últimos días, después de que el presidente Emmanuel Macron evocara la posibilidad de enviar tropas al conflicto, propósito del que se distanciaron sus aliados europeos y por el que recibió duras críticas en suelo galo.
Durante una conferencia de apoyo a Ucrania, celebrada a finales de febrero en el Elíseo, el mandatario local, además de anunciar una alianza para despachar bombas y misiles de mediano y largo alcance hacia el país esteuropeo, dijo no descartar el envío de militares al frente.
Si bien tanto el canciller Stéphane Séjourné como el ministro de Defensa Sébastien Lecornu han tratado de matizar las duras palabras, Macron insistió en no considerar límites en su objetivo de que Rusia no gane la guerra, a la cual Moscú llama operación especial y occidente agresión.
“No podemos permitirnos límites ante un enemigo que no se fija alguno”, señaló el jefe de Estado esta semana en una reunión con líderes de partidos opositores, encuentro que precedió a los debates de la semana entrante en la Asamblea Nacional y el Senado sobre la posición francesa de cara al conflicto en Ucrania.
Figuras de diversas tendencias políticas, entre ellas el insumiso Jean-Luc Mélenchon, Jordan Bardella (extrema derecha) y el comunista Fabien Roussel, fustigaron los criterios del presidente de la República, acusándolo de aislarse de los aliados al mencionar la cuestión del envío de tropas, de promover una lógica belicista y de distanciarse de la solución pacífica.
En nuevos capítulos de escalada de las tensiones, Séjourné y Lecornu organizaron el jueves una videoconferencia con representantes de 28 países, sobre todo miembros de la Unión Europea y la OTAN, para materializar los acuerdos y las promesas de la conferencia de París.
Asimismo, Lecornu anunció la víspera la creación de una alianza entre tres empresas francesas y entidades ucranianas para producir armas en territorio del país en guerra, entre ellas drones y equipos terrestres, y no descartó que en un futuro fabriquen municiones.
RUSIA RESPONDE
El vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitri Medvédev, advirtió el jueves que los propósitos de Macron llevan a que tampoco Moscú tenga líneas rojas para Francia.
“In hostem omnia licita”, escribió el expresidente ruso en su cuenta en la red social X, frase en latín que puede traducirse como “todo está permitido respecto al enemigo”.
Por su parte, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, afirmó que Macron provoca que cada vez más Francia se implique en el conflicto en Ucrania.
En ese sentido, alertó sobre la postura del mandatario galo en su empeño en buscar una derrota estratégica de Rusia.
Más allá de los rejuegos de la política interna francesa, de la cercanía de las elecciones europeas –serán en junio- y del malestar que causan en occidente los avances de Rusia en el terreno de los combates, la escalada de tensiones París-Moscú en torno a la guerra en Ucrania preocupa y habrá que seguir de cerca el curso de los acontecimientos.