La revelación de una conversación entre altos mandos de la Fuerza Aérea alemana en la que se discute un posible ataque con misiles Taurus al puente de Crimea sugiere que Occidente está al borde de una escalada arriesgada e inútil en Europa del Este, estima el analista Simon Jenkins en un artículo publicado en el diario británico ‘The Guardian’.
«La voluntad de la OTAN de no escalar la guerra actual se está debilitando», afirma el experto, al tiempo de criticar la falta de seguridad en las comunicaciones entre altos funcionarios de defensa de Alemania.
Según él, la privacidad de dicha conversación filtrada a los medios internacional «tuvo todo el secretismo de un chat de grupo de adolescentes».
También afirma que los audios revelados refuerzan los señalamientos del presidente ruso Vladímir Putin de que el trasfondo real del conflicto ucraniano es «una guerra de Occidente contra Rusia, con Ucrania como mero representante».
De acuerdo con este analista, la estrategia de la OTAN respecto al conflicto en Ucrania «ha perdido toda coherencia». El título de su artículo es contundente: La OTAN se está volviendo imprudente con respecto a Ucrania, y la filtración militar alemana de Rusia lo demuestra.
«Ucrania parece cada vez más un mercenario de la OTAN para los generales occidentales que quieren aumentar sus presupuestos y revivir los juegos de la Guerra Fría de su juventud. El precio lo pagan sus contribuyentes y los jóvenes ucranianos», advierte Jenkins.
Según el autor, Europa Occidental no tiene ningún interés concebible en intensificar el conflicto de Ucrania mediante un intercambio de misiles de largo alcance. Sin embargo, con algunas de sus decisiones, la Alianza atlántica, dice, solo alimenta «la escalada imprudente de un conflicto local a uno continental».
«Aunque debería mantener su apoyo logístico a las fuerzas ucranianas, [la Unión Europea] no tiene ningún interés estratégico en el deseo de Kiev de expulsar a Rusia de las zonas de mayoría rusoparlante de Crimea o Donbás. Tiene todo el interés en buscar asiduamente una pronta solución e iniciar la reconstrucción de Ucrania», sostiene Jenkins.
«La gran ineptitud de un cuarto de siglo de intervenciones militares occidentales debería habernos enseñado algunas lecciones. Parece que no», concluye.