Jóvenes latinoamericanos se sienten bienvenidos en el Festival de la Juventud en Rusia

Los participantes establecieron un récord al unirse alrededor de 2.000 personas de más de 150 países del mundo en una ronda y realizar un baile conjunto.

Entra en su recta final el Festival Mundial de la Juventud, que se desarrolla en las cercanías de la ciudad rusa de Sochi.

El momento destacado de esta jornada ha sido la declaración sobre la creación de la Comunidad Internacional de Jóvenes Empresarios. Además, los participantes establecieron un récord al unirse alrededor de 2.000 personas de más de 150 países del mundo en una ronda y realizar un baile conjunto.

Mientras avanza el evento, los asistentes han subrayado el alto nivel organizativo, asegurando que ha superado sus expectativas, y resaltan que este encuentro ha ayudado a derribar mitos injustificados sobre Rusia.

«Este festival me ha ayudado mucho a desdibujar algunas ideas o prejuicios que se tienen sobre Rusia. Es un país increíble: la gente, la comida, la convivencia, las actividades… Increíble todo», comentó uno los representantes de Latinoamérica.

Otra asistente resaltó el recibimiento del país a las diferentes culturas y países y cómo «han abierto sus brazos a crear lazos de amistad». El despliegue del festival, la logística y el soporte técnico y humano fueron otros factores elogiados por los extranjeros.

«Interesante el poder conocer la gama de oportunidades que existen aquí en Rusia […] Esperemos que muchos más jóvenes participantes puedan vivir esta experiencia», resaltó otro latinoamericano.

Paz y respeto entre las naciones

En una de las actividades planteadas dentro del festival, participó el portavoz oficial de Kremlin, Dmitri Peskov, quien hizo una analogía entre los Estados y los jóvenes, destacando la capacidad de estos últimos de amar y respetar. Además, señaló que Rusia quiere que las relaciones sean mutuamente beneficiosas entre las naciones.

Por su parte, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zajárova, afirmó que Moscú está abierta a la paz y que no hay segregación. Una prueba de ello es la cantidad de jóvenes que llegaron al festival desde países con los cuales Rusia no tiene una buena relación.

«No pintamos a todo el mundo del mismo color. No politizamos los lazos humanitarios. Etiquetamos lo que realmente ocurre», comentó Zajárova.

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