La rivalidad política y económica entre los Gobiernos de los países latinoamericanos impide que se avance en el proceso de integración regional, un hecho que se vio reflejado en la reciente cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en San Vicente y las Granadinas, señala un especialista en entrevista con Sputnik.
En la cumbre de Buccament Bay los líderes regionales no pudieron adoptar posturas más firmes frente al caso de la guerra en la Franja de Gaza o en el tema de las sanciones impuestas por Estados Unidos a Cuba, Venezuela y Nicaragua, consideró el maestro Alejandro Martínez Serrano, profesor de relaciones internacionales en la UNAM y en la Universidad La Salle.
«Los modelos económicos de los países latinoamericanos y caribeños han avanzado a diferentes ritmos, no habría que olvidar, por ejemplo, que en algún momento prevaleció en toda la región de América Latina el modelo económico neoliberal que tuvo entre sus principales de representantes a México, a Argentina y, en un momento determinado, también a Brasil», explicó el experto.
Para el especialista, ante esa gran diversidad donde cada nación avanza en diferentes etapas y con diferencias entre los mismos modelos económicos, no hay unidad de criterio para establecer proyectos en los que se abarquen a todas las naciones latinoamericanas.
De acuerdo con el experto, otro factor que ha contribuido a que no se avance en la integración de la región es que no hay complementariedad entre las economías latinoamericanas y caribeñas.
«Muchas de ellas compiten exportando productos de la misma rama y de la misma área económica, del mismo aspecto agropecuario o industrial; no hay complementariedad», aseguró el académico, quien explicó que, por ejemplo, muchos países centroamericanos producen las mismas frutas tropicales o, en el caso de la industria automotriz, se compite también por los mismos mercados.
El extractivismo de EEUU
En la cumbre de la CELAC, el presidente de Bolivia, Luis Arce, acusó que las potencias occidentales llevan a cabo una injerencia en los países de la región con la intención de extraer sus recursos naturales, en el caso específico de Bolivia, el litio.
«Hay una extracción irracional de recursos principalmente mineros y energéticos de América Latina y el Caribe; esto viene desde hace más de seis siglos», dijo el académico.
«Es triste el panorama de que ya van varios siglos llevando a cabo estas acciones y se siguen manteniendo actualmente 2024 en la industria de los hidrocarburos, en la industria minera y también, en el caso de algunas importantes regiones productoras agropecuarias, frutas tropicales que son altamente cotizadas en los mercados estadounidenses, europeos o japoneses», afirma.
Ante estos embates injerencistas, los países latinoamericanos no han podido hacer un frente común y, de hecho, tampoco han podido obligar a Estados Unidos a levantar las sanciones contra Cuba, Venezuela y Nicaragua, que afectan los derechos humanos de sus habitantes y hasta de otras naciones que comercian con ellos, señala Martínez Serrano.
«La región latinoamericana no ha sabido respaldar a estas naciones para, efectivamente, presentar un bloque ante el propio Gobierno estadounidense y ante instancias internacionales como la Asamblea General de Naciones Unidas, la Corte Internacional o incluso la Comisión de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos», afirma el académico.
«La región todavía no ha encontrado un bloque para tener una presencia y una voz que responda a estas tres naciones afectadas por los intereses estadounidenses», agrega.
Otro ejemplo de la falta de integración política es el caso de la Franja de Gaza, en el que algunos líderes como Lula da Silva o Gustavo Petro han condenado sin cortapisas las acciones de Israel e incluso han denunciado que se trata de un genocidio contra el pueblo palestino, mientras que otros dirigentes como el mexicano Andrés Manuel López Obrador han expresado posturas a favor del diálogo y la pacificación.