TIRÁSPOL — Tiráspol se dirigió a la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) por el entrenamiento de grupos de sabotaje en Moldavia, declaró el presidente de la autoproclamada República Moldava de Transnistria, Vadim Krasnoselski.
«La situación de seguridad es alarmante. Hemos llamado la atención de la comunidad internacional sobre el problema del entrenamiento de grupos de sabotaje en territorio moldavo, hemos enviado una serie de llamamientos. Hasta ahora no se han recibido reacciones adecuadas ni de Chisináu ni de la OSCE», declaró Vadim Krasnoselski.
También señaló que Tiráspol observa una táctica de silenciamiento de la situación.
«Debe entenderse que, dada la activa militarización de Moldavia, los constantes ejercicios militares en este país, las peticiones de transformación de la misión de mantenimiento de la paz, la revisión del estatus de neutralidad, cualquier incidente puede tener consecuencias de largo alcance», aseguró Krasnoselski.
Indicó que, en el contexto del estancamiento del proceso de negociación, existe el riesgo de una escalada del conflicto en Transnistria.
«En este sentido, el mecanismo de mantenimiento de la paz cumple eficazmente su misión, al menos garantiza la manejabilidad de la situación en la zona de seguridad, en la línea de demarcación directa entre las partes. Este es un factor clave», afirmó Krasnoselski.
El líder de Transnistria también comentó los riesgos de detención de funcionarios de Transnistria por parte de las autoridades moldavas en virtud de los artículos de la ley sobre el separatismo.
«Hay señales alarmantes. Las fuerzas del orden moldavas amenazan sistemáticamente con acciones penales a los funcionarios de Transnistria que cruzan la frontera moldava», añadió Krasnoselski.
Anteriormente, desde Tiráspol se afirmó que especialistas extranjeros estaban entrenando a grupos de combate en Moldavia, incluidos ucranianos, para llevar a cabo atentados terroristas y sabotajes de instalaciones militares en Transnistria.
La historia de esta república rebelde se remonta a 1992, cuando varios distritos de la ribera oriental del Dniéster, de población mayoritariamente rusohablante, se rebelaron contra Chisináu y proclamaron la creación de la República Moldava de Transnistria por miedo a que Moldavia se fusionara con la vecina Rumania tras el colapso de la Unión Soviética.
Chisináu respondió con el envío de tropas al territorio rebelde, lo que provocó un conflicto armado que se prolongó por varios meses. Actualmente Transnistria es un territorio fuera del control de Chisináu, con todos los atributos de un Estado, incluida una moneda propia.
El mantenimiento de la paz en la zona del conflicto corre a cargo de la Comisión de Control Conjunta y un contingente militar mixto de Rusia, Moldavia y Transnistria.
La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa insiste en resolver el conflicto por la vía negociada en el formato 5+2 (OSCE, Rusia, Ucrania, Unión Europea y Estados Unidos como mediadores, así como Moldavia y Transnistria). La república rebelde insiste en obtener independencia, pero Moldavia se la niega, ofreciendo a cambio una amplia autonomía.