El jefe del comité militar de la OTAN, almirante Rob Bauer, confesó que el año pasado los países occidentales fueron «demasiado optimistas» al augurar las victorias de Kiev en su conflicto contra Moscú, creyendo que «si damos a los ucranianos las municiones y el entrenamiento que necesitan, ganarán».
Ucrania sobrevalorada
Vender la piel del oso antes de haberlo cazado. Fue lo que hicieron los países otanistas desde que empezaron a dopar a Ucrania con armas y formación desde hace una década, algo que intensificaron con el inicio de la operación militar especial de Rusia, y cuyo punto más álgido hasta el momento fue la contraofensiva lanzada el pasado año.
Con una fuerte adicción a realidades paralelas de mundos que no existen, los líderes de la OTAN tuvieron una suerte de transe iniciático: organizaban algaradas en las que se golpeaban el pecho cada vez con más fuerza, en rituales donde alucinaron que Ucrania era una superpotencia capaz de vencer a Rusia, a la que veían como una gasolinera con armas nucleares fácil de doblegar.
Por eso, cuando la realidad les golpea en toda la cara, se sorprenden, y no les queda otra cosa que reconocer la realidad. Sin embargo, Bauer se resiste a dar el brazo a torcer: «hay que tener cuidado de no ser demasiado pesimistas en 2024», apuntó en la Conferencia de Seguridad de Múnich, según el Financial Times.
En tanto, presidenta del Fondo Marshall Alemán, Heather Conley, reconoció también que el 2023 «fue muy autocomplaciente, con tantas esperanzas puestas en la contraofensiva ucraniana». «Vamos a ver a Ucrania sufrir pérdidas en el campo de batalla, podríamos ver importantes ganancias rusas y a los ucranianos no les quedan municiones», añadió en lo que fue una típica recogida de cable.
«Me parece que ya hay un traslado de la política interna estadounidense hacia otros terrenos del planeta. Y hay una valoración de tipo electoral también en EEUU sobre los costos que está teniendo la ayuda a Ucrania, y en ese sentido están haciendo valoraciones sobre la necesidad de esta ayuda, pero ya sin plantear expectativas tan altas», explica Ernesto Carmona Gómez, profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México y analista político internacional.