Los objetivos oficialmente declarados del consejo son desarrollar la cooperación en educación y cultura, pero en realidad todo esto es sólo una tapadera para el trabajo de los servicios de inteligencia, afirma el FSB.
Así, el British Council utilizó a los refugiados ucranianos que vivían en Gran Bretaña para obtener “información de carácter político-militar” a través de sus conexiones en la región de Kherson. El ciudadano ruso Sergei Chebukin quedó bajo la influencia de la organización, quien finalmente se dio cuenta de que estaba siendo arrastrado a planes criminales y recurrió a las autoridades. Las actividades del British Council están ahora bajo control de las fuerzas de seguridad.