Las iniciativas a la vez que protagonizan la discusión pública, se convierten en un activo clave para la campaña de la candidata presidencial de Morena, Claudia Sheinbaum.
El pasado 5 de febrero, en el aniversario de la promulgación de la Constitución de 1917, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) presentó un vasto abanico de propuestas de reforma: 18 a la Constitución y dos a leyes secundarias.
El ‘paquetazo’ de iniciativas aborda temas muy diversos, entre otros, se retoman las reformas política y electoral, se propone la desaparición de siete organismos autónomos, así como el fortalecimiento de los programas sociales y el sector energético.
Sin embargo, el partido del oficialismo, Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y sus aliados, el Partido del Trabajo (PT) y el Verde Ecologista de México (PVEM), no cuentan con los votos suficientes para aprobar reformas a la Constitución.
El ‘paquetazo’ de iniciativas retoma las reformas política y electoral, propone la desaparición de siete organismos autónomos, así como el fortalecimiento de los programas sociales y el sector energético.
Para materializar cambios a la carta magna se requiere de la mayoría calificada en el Congreso, esto es, de por lo menos dos terceras partes de los votos en la Cámara de Diputados y el Senado.
En el caso de la Cámara de Diputados, Morena y sus aliados cuentan con solo 273 de los 334 votos necesarios, mientras que en el Senado, únicamente poseen 71 de los 84 requeridos.
Dada la conformación del Congreso, aun antes de ser discutidas, algunos legisladores de la oposición ya han dado por «muertas» las propuestas de reforma del político tabasqueño.
Se trata, aseguran, de una «distracción» propalada desde el Palacio Nacional para hacer a un lado los temas que realmente importan y, de paso, «intervenir» en el proceso electoral a favor de la candidata oficialista.
En la Cámara de Diputados, Morena y sus aliados cuentan con solo 273 de los 334 votos necesarios, mientras que en el Senado, tienen 71 de los 84 requeridos.
Para algunos analistas políticos, López Obrador habría escogido el «peor momento» para presentar iniciativas de gran calado cuando, en la antesala de la competencia electoral, los dimes y diretes entre el oficialismo y la oposición no han hecho sino aumentar.
Sin embargo, otros analistas consideran que, en realidad, el lanzamiento de estas iniciativas constituye una maniobra política que posee múltiples aristas y que, en definitiva, no se debería subestimar.
Destacan que se trata de un paquete de reformas de gran envergadura impulsado por un presidente saliente que, desde que comenzó su mandato, se impuso como uno de sus principales objetivos trascender en la historia de México.
Por otro lado, consideran que estas iniciativas de reforma definirán, en buena medida, la pauta a seguir de la candidata presidencial del oficialismo quien, de forma muy anticipada, ya tiene encomendadas una serie de tareas que, según el presidente mexicano, serán fundamentales para dar continuidad a su proyecto político.
El dilema de la oposición
La oposición, que hasta la fecha no ha conseguido que su candidata presidencial, Xóchitl Gálvez, repunte en las encuestas, enfrenta un dilema de cara a las propuestas de reforma de AMLO.
Por una parte, los dirigentes del frente opositor han adelantado que los legisladores de sus partidos votarán en contra de las iniciativas que, según sus palabras, buscan «destruir al país» e instalar un «régimen autoritario».
En este sentido, cabe esperar que los partidos Revolucionario Institucional (PRI), Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD) voten en contra de la reforma electoral y judicial, así como de la desaparición de organismos autónomos.
Para estas organizaciones políticas, estas propuestas de reforma del presidente mexicano pretenden «eliminar los contrapesos», con lo cual, se terminaría «socavando la democracia».
Así lo manifestaron el pasado fin de semana en la marcha que culminó en el Zócalo de la Ciudad de México y que lo mismo congregó a ciudadanos sin partido, militantes de los partidos políticos del viejo régimen y hasta al expresidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova.
Hay que recordar que, a partir de su rechazo a los primeros intentos de llevar a cabo estas reformas, y de los llamados a la movilización popular, fue que la oposición cosechó sus principales réditos políticos en la capital del país.
Por otra parte, algunas de las iniciativas del presidente López Obrador cuentan con un amplio respaldo popular. Por ejemplo, la reforma que busca el fortalecimiento de los principales programas sociales auspiciados por el Gobierno.
Y no solo estos esquemas de transferencias monetarias, sino también las reformas que pretenden garantizar aumentos del salario mínimo por encima de la inflación, así como un cambio profundo en el régimen de pensiones.
De tal forma que, los partidos políticos que voten en contra de las iniciativas que cuentan con un vasto apoyo popular, corren el riesgo de sufrir un descalabro en la elección del próximo 2 de junio a la que están convocados más de 100 millones de mexicanos.
Los legisladores que tomen la decisión de votar en contra serían exhibidosdesde las conferencias de prensa matutinas, tal como lo hizo el presidente con aquellos que en su momento rechazaron la iniciativa que elevaba los programas sociales a rango constitucional.
Bajo esta perspectiva, la candidata del oficialismo, Claudia Sheinbaum, cuenta con un poderoso aliado que, desde el Palacio Nacional, jugará un papel clave en la competencia electoral y que, en última instancia, podría incidir de forma decisiva para hacerse de la mayoría calificada.
Un activo para la campaña presidencial oficialista
A menos de dos semanas de que comience formalmente la campaña electoral, y entonces se autorice presentar propuestas, con el ‘paquetazo’ de López Obrador, el oficialismo se anticipa a la oposición.
Si bien las propuestas de reforma electoral y judicial, así como la desaparición de organismos autónomos han generado bastantes opiniones negativas, el presidente López Obrador ha logrado, de nueva cuenta, colocarse como el protagonista de la discusión política.
Sheinbaum cuenta con un poderoso aliado que, desde el Palacio Nacional, jugará un papel clave en la competencia electoral.
En el Congreso, pero también en los medios de comunicación, las iniciativas del presidente están siendo comentadas, al tiempo que la candidata oficialista ha convocado a los militantes de Morena para que informen «casa por casa» sobre las propuestas del mandatario.
Tan pronto el presidente dio a conocer sus iniciativas, Sheinbaum incluso manifestó estar de acuerdo con algunas de las polémicas propuestas con las que, se presumía, mantenía ciertas reservas.
La elección popular de magistrados, jueces y ministros, así como la eliminación de los órganos constitucionales autónomos, aparentemente, eran temas con los que la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México no estaba del todo de acuerdo.
Ahora, sin embargo, Sheinbaum no solo ha terminado respaldando todas las iniciativas del presidente, sino que, de facto, las terminó convirtiendo en un activo de su campaña al incorporarlas a la lista de propuestas que, de acuerdo con las reglas establecidas por el árbitro electoral, podrá presentar a partir del 1 de marzo.
La de junio no será cualquier elección. Para López Obrador, los comicios no serán solamente para elegir quién lo relevará en la Presidencia sino, sobre todo, para definir el tipo de proyecto político que debe prevalecer en el país.
El objetivo del oficialismo ya no es solo ganar la elección presidencial y la mayoría del Congreso, sino hacerse con la facultad de hacer reformas constitucionales y, con ello, echar abajo finalmente lo que consideran el «andamiaje neoliberal» que ha impedido profundizar la autodenominada ‘Cuarta Transformación’.