Los radares estadounidenses no habrían detectado el dron utilizado en el ataque «debido a su baja trayectoria de vuelo», según una evaluación militar inicial.
La base estadounidense en Jordania atacada por un dron a finales de enero no contaba con un sistema de defensa antiaérea capaz de derribarlo, reportó este martes The Washington Post, citando a fuentes familiarizadas con el asunto.
De acuerdo con una evaluación militar inicial, los radares estadounidenses probablemente no pudieron detectar el dron «debido a su baja trayectoria de vuelo». Además, aunque la base estaba equipada con «múltiples» sistemas de guerra electrónica diseñados para inutilizar o interrumpir la trayectoria de vuelo de aviones no tripulados, no disponía de medios capaces de «matar» este tipo de arma. Al mismo tiempo, se subraya que los resultados de la evaluación podrían cambiar a medida que se estudie información adicional.
El diario destaca que las reservas de los sistemas de defensa antiaérea estadounidenses como Patriot y C-RAM son limitadas, por lo que la prioridad de su despliegue se determina en función de la amenaza percibida en lugares concretos.
Un funcionario del Departamento de Defensa confirmó que la ubicación de la base atacada se consideraba un lugar de amenaza relativamente baja. «Esto se basaba en el hecho de que la mayoría de las amenazas y el 99 % de los ataques se dirigían contra instalaciones [estadounidenses] en Irak y Siria», dijo, subrayando que los métodos de defensa de la instalación jordana ya han sido modificados.
Mientras, otro funcionario identificó el dron utilizado en el ataque como un Shahed 101, de producción iraní, «un arma que utilizan los militantes en Irak». Cabe recordar que después del ataque, Washington responsabilizó a los «grupos militantes radicales respaldados por Irán que operan en Siria e Irak».
Este análisis preliminar contradice la versión inicial de que el dron fue confundido con un vehículo aéreo no tripulado estadounidense que se esperaba que regresara a la base a la misma hora.
El ataque contra Torre 22, un pequeño puesto de avanzada en el noreste de Jordania, cerca de la frontera con Siria, dejó tres militares estadounidenses muertos y decenas de heridos. Se trata de la primera agresión letal contra las fuerzas de EE.UU. en Oriente Medio desde el inicio de las hostilidades en la Franja de Gaza entre Israel y Hamás.