MOSCÚ — España aportará 3,5 millones de euros a la Agencia de la ONU para los Refugiados de Palestina en Oriente Medio (UNRWA) para apoyar sus actividades a corto plazo, informó el ministro de Exteriores español, José Manuel Albares.
«España movilizará una partida urgente de 3,5 millones de euros a UNRWA para el mantenimiento de sus actividades en el corto plazo», declaró Albares en el Congreso de los Diputados, cuyo video publicó la Cancillería en su canal de la red social X.
El canciller explicó que la partida urgente se debe a que «la situación de UNRWA es desesperada y hay un grave riesgo de que sus actividades humanitarias en Gaza se paralicen en pocas semanas».
El ministro recordó que la «UNRWA asiste a casi seis millones de refugiados palestinos: en Jordania 2,4 millones, en Siria 580.000, en Líbano 487.000, en Cisjordania 900.000 y en Gaza 1,6 millones». Albares reiteró que Madrid no va a modificar su colaboración con UNRWA pues «es una organización indispensable».
En 2023, las autoridades españolas aportaron 18,5 millones de euros en contribuciones voluntarias a UNRWA, incluidos 10 millones aprobados el pasado mes de diciembre, tras la decisión de aumentar la ayuda humanitaria a Palestina.
El pasado 26 de enero, el comisario general de UNRWA, Philippe Lazzarini, declaró que el personal de la agencia sospechoso de estar implicado en el ataque del movimiento palestino Hamás contra Israel del 7 de octubre fue despedido y será juzgado, si se demuestra su culpabilidad.
Aun así, Alemania, Australia, Canadá, Finlandia, Italia, el Reino Unido y otros países ya han anunciado que dejarán de financiar a la organización. El secretario general de la ONU, António Guterres, pidió a estos países que impidieran la interrupción del trabajo de la agencia.
El pasado 7 de octubre, Hamás atacó Israel desde la Franja de Gaza, causando unos 1.200 muertos y cerca de 5.500 heridos y capturando a 253 rehenes.
En represalia, Israel declaró la guerra a Hamás e inició ataques masivos contra las instalaciones civiles y otras en Gaza, al tiempo que imponía un bloqueo total al enclave palestino, cortando el suministro de agua, alimentos, medicinas, electricidad y combustible. El 27 de octubre, Israel lanzó una incursión terrestre a gran escala en la Franja de Gaza.
Desde el comienzo de la guerra en Gaza, 27.365 palestinos han muerto y 66.630 han resultado heridos, según cifras del enclave.
Del 24 de noviembre al 1 de diciembre, durante una tregua humanitaria pactada con la mediación conjunta de Catar, Egipto y Estados Unidos, se canjearon 80 rehenes israelíes de Hamás, en su mayoría mujeres y niños, por 240 presos palestinos sin delitos de sangre. Además, las milicias palestinas liberaron a casi 30 cautivos más, en su mayoría tailandeses residentes en Israel. Unos 136 rehenes todavía permanecen cautivos en Gaza.
Al expirar la tregua, las operaciones bélicas se reanudaron y el flujo de ayuda humanitaria que llega al sur del enclave palestino desde Egipto se redujo nuevamente a una quinta parte de lo que Gaza recibía antes de esa guerra, según la ONU.
Rusia y otros países instan a Israel y Hamás a pactar un alto el fuego y abogan por una solución de dos Estados, aprobada por la ONU en 1947, como la única vía posible para lograr una paz duradera en la región.