Brasil recibió a fabricantes de automóviles que anunciaron inversiones que podrían alcanzar unos 2.000 millones de dólares en los próximos años. Varios expertos destacaron a Sputnik que este país sudamericano se convierte en un mercado cada vez más atractivo en el contexto de cambios en el sector de autos eléctricos.
El presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, recibió el 24 de enero a representantes de la empresa china BYD que produce autos eléctricos, y de General Motors (GM), propietaria de Chevrolet en Brasil, que anunciaron, respectivamente, inversiones de unos 600 millones de dólares y 1.400 millones de dólares en el sector.
La suspensión de la producción que tuvo lugar en el primer semestre del año pasado y el retorno de las inversiones multimillonarias explican dos fenómenos diferentes, afirma a Sputnik el profesor del Instituto de Economía de la Universidad Estatal de Campinas Marco Antanio Rocha.
En sus palabras, el primero tiene que ver con el cambio que ha experimentado la industria automovilística en todo el mundo, seguido de una mayor competencia de la producción asiática, especialmente de China con sus automóviles eléctricos.
«El anuncio del cierre y la reducción de la producción, del cambio de las operaciones de los fabricantes tradicionales de automóviles en Brasil, estaba muy vinculado a estas antiguas cadenas de montaje, a estos modelos más antiguos. Ahora, lo que estamos viendo es un cierto reajuste a este nuevo horizonte para la industria del automóvil», afirma.
Para adaptarse a las nuevas exigencias, en su opinión, Brasil ha anunciado una nueva política para los autos eléctricos en el país, en un intento de sustituir las importaciones y hacer más atractivo el producto nacional, ofreciendo ciertas ventajas fiscales por trasladar la producción a Brasil y abaratando la producción extranjera.
«Esto pone a Brasil en línea con lo que muchos países ya están haciendo, incentivando y atrayendo a la producción nacional esta nueva flota de autos eléctricos que entrará en el mercado y sustituirá a estos viejos modelos», comenta.
Así, la inversión atraída aquí responde «al anuncio de una nueva política del vehículo eléctrico con la expectativa de posicionar a los grandes constructores pensando específicamente en este mercado».
¿Podría Brasil participar en la carrera por producir vehículos eléctricos?
El fabricante chino de automóviles BYD va a instalar su primera planta de montaje en Brasil, con sede en Camacari, donde antes estaba la fábrica de Ford. Según el Gobierno federal, se calcula que se crearán 10.000 puestos de trabajo.
La competencia asiática, sobre todo en nichos que siempre han ocupado los fabricantes tradicionales, como Brasil, unida a los cambios en el mercado, con la tendencia a sustituir los combustibles fósiles por alternativas eléctricas, «ha hecho que los fabricantes de automóviles reajusten su producción global y sus estrategias para ocupar mercados», afirma Rocha.
En el caso de la actividad de GM y BYD, para el profesor de la Universidad Estatal de Campinas representan un posicionamiento de competidores en el mercado. «Teniendo en cuenta que el mercado automovilístico brasileño es uno de los mayores del mundo, Brasil tiene un potencial inmenso para acoger la producción de autos eléctricos, para ser un gran consumidor de autos eléctricos, pero esto requerirá una serie de cosas», añade, haciendo hincapié en la importancia de la inversión en infraestructura y las condiciones de suministro y recarga para mantener el negocio.
Otro atractivo que debe considerarse para la producción de autos eléctricos en Brasil es el hecho que el país cuenta con minerales esenciales para la producción de piezas de automóviles —como el litio en la fabricación de baterías eléctricas— y tiene una matriz energética limpia.
La presencia de una empresa centrada en la producción de autos eléctricos provoca naturalmente que los competidores «amplíen sus inversiones y empiecen a competir en la misma área», explica el profesor de economía de la Universidad Federal Fluminense (UFF) Victor Leonardo de Araujo.
Además de la prospección del propio público brasileño, —una de las iniciativas de la nueva política de Brasil es gravar la importación de autos híbridos y eléctricos, que están exentos desde 2015—, Araujo cree que es necesario ver cuál es la estrategia de los fabricantes, si está totalmente orientada al comercio brasileño o al mercado sudamericano.
En 2022, según los datos de la Confederación Nacional de Industria (CNI), los automóviles representaron el 7,8% de las exportaciones de los denominados «bienes manufacturados», ocupando el cuarto lugar de la categoría, lo que ilustra su importancia para este sector.
Las importaciones de vehículos también ascendieron a más de 14 millones de dólares en ese período.
¿Podría haber influido la crisis económica argentina en el flujo de fondos hacia Brasil?
Brasil y Argentina, importantes socios históricos en las relaciones exteriores, también se caracterizan por ser los mayores exportadores de vehículos de Sudamérica.
Rocha señala que en el contexto de cambios en el mercado automovilístico, los fabricantes de automóviles tienen urgencia por posicionarse en el mercado y, con la incertidumbre en la economía argentina, «Brasil se convierte en un mercado más atractivo».
Brasil, subraya el profesor, es una «importante puerta de entrada al Mercosur y a América Latina. Y no atraviesa incertidumbres económicas tan radicales como Argentina. Y es común, en este contexto, que se pospongan las inversiones».
En cuanto a las exportaciones y el comercio con el país vecino, Araujo, a su vez, afirma que al tratarse de países con una distribución económica similar, es decir, rentas muy concentradas y mal repartidas, «seguirá habiendo segmentos de renta alta que, pase lo que pase con la crisis, seguirán pudiendo permitirse sus automóviles de lujo».
¿Qué gana Brasil con la afluencia de inversiones multimillonarias?
Araujo indica que Brasil está recibiendo inversiones llamadas «directas», que representan una mayor estabilidad, es decir, «no vienen aquí con un horizonte a corto plazo, sino a largo plazo». Además, las inversiones, según el experto, generan más puestos de trabajo y demuestran que Brasil es visto como un mercado prometedor en el sector del automóvil
Por otro lado, cree que sería aún más positivo para el país integrarse en la cadena productiva del sector, especialmente en lo que se refiere a los artículos «más sofisticados».
«Sería muy importante (…) que una parte significativa de esta producción fuera suministrada por proveedores locales para estimular la industria proveedora nacional, especialmente en segmentos más sofisticados de la cadena», sostiene.
Según las palabras de Araujo, la cadena productiva es la principal generadora de empleos de la industria automovilística en Brasil, por lo que sería importante potenciarla. Al mencionar artículos sofisticados, el profesor señala que Brasil necesita fabricar no solo «puertas y el logotipo que se coloca en la carrocería del vehículo», sino también pistones y otros elementos tecnológicos, además de fortalecer la industria brasileña de semiconductores.
«Me gustaría ver una mayor integración de estas inversiones en la cadena productiva brasileña», resume Araujo, como fundamental para el crecimiento económico del sector en Brasil.