Lula despide al número dos de la agencia de inteligencia tras el polémico caso de espionaje ilegal

También decidió reemplazar a los directores de siete departamentos, lo que evidencia una amplia reestructuración en el interior del organismo.

El gobierno del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, despidió al número dos de la agencia de inteligencia, en medio de las investigaciones sobre una supuesta mafia que realizaba espionaje ilegal para favorecer a la familia del exmandatario Jair Bolsonaro durante su mandato (2029-2022).

La salida de Alessandro Moretti fue publicada la noche del martes en el boletín oficial Diario Oficial de la Unión. Lula comentó que el funcionario tenía una «relación» con Alexandre Ramagem, el exdirector de la Agencia Brasileña de Inteligencia (Abin), a quien la Policía investiga por supuestamente espiar a adversarios del mandatario ultraderechista.

«Si eso es verdad (la relación entre Moretti y Ramagem), y eso está siendo probado, no hay clima para que ese ciudadano continúe en la Policía», aseguró.

Moretti será sustituido por Marco Cepik, que fue director ejecutivo del Centro de Estudios Internacionales sobre Gobierno (Cegov). Además, también se decidió el remplazo de los directores de siete departamentos de la agencia, lo que evidencia una amplia reestructuración llevada a cabo en el interior de la Abin.

Los Bolsonaro en el punto de mira

Entre los investigados en la trama de la agencia de inteligencia se encuentra el concejal de Río de Janeiro Carlos Bolsonaro, uno de los hijos del exmandatario, que el martes prestó declaración ante la Policía como sospechoso de ser «miembro del núcleo político de la organización criminal».

Esta semana, los agentes allanaron su vivienda y su oficina en Río de Janeiro, así como otra residencia que tiene en Angra dos Reis, ciudad balnearia a 150 kilómetros de la ciudad carioca.

El teniente coronel Mauro Cid, ayudante del expresidente, declaró recientemente que el concejal dirigía el llamado «gabinete del odio», creado en una oficina del Palacio de Planalto -sede del poder ejecutivo- para diseminar desinformación y ataques a instituciones democráticas, como el Supremo Tribunal Federal (STF).

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