Sus miembros, que también se hacen llamar «patriotas», aseguran que su misión es enfrentar a quienes, en su opinión, están conspirando para mantener abiertas las fronteras y destruir el país.
Un grupo de estadounidenses en contra de la migración ilegal planea una movilización motorizada bajo el nombre de ‘Take Back Our Border’ (‘Recuperar nuestra frontera’), en el transcurso de la cual esperan la próxima semana visitar tres estados y varios puntos limítrofes en el sur del país, donde llevarán a cabo manifestaciones pacíficas.
Según informa la revista estadounidense Wired, el convoy es organizado, entre otros, por Pete Chambers, un teniente coronel retirado del Ejército de EE.UU., que viene coordinando el recorrido a través de un canal de Telegram, que ya cuenta con más de 1.000 miembros. Chambers conversó sobre sus planes este jueves con el sitio de extrema derecha InfoWars, del famoso teórico de la conspiración y presentador Alex Jones. De cuerdo con la página del evento, la mayor parte de la caravana partirá el próximo 29 de enero en el estado de Virginia y atravesará Florida, Luisiana y Texas. Se calcula que el convoy se comenzó a organizar hace aproximadamente un mes.
El portal Vice señala que sus participantes, que a la vez se hacen llamar «patriotas», se autodenominan como «el ejército de Dios» y aseguran que su misión es enfrentar a quienes, en su opinión, están conspirando para mantener abiertas las fronteras y destruir el país. «Este es un momento bíblico y monumental que ha sido preparado por Dios», «estamos asediados por todos los lados por fuerzas oscuras del mal», afirmaron dos organizadores de la marcha, citados por el medio.
Una de las caravanas se detendrá cerca de la ciudad de Eagle Pass, en Texas, en medio de la escalada de tensiones entre ese estado y el Gobierno federal por el manejo de la crisis migratoria. No obstante, Scotty Saks, un presentador de radio que patrocina el convoy, le aseguró al medio que la manifestación no tiene nada que ver con las disputas entre Texas y la Administración del presidente Joe Biden. «Nos mantendremos dentro de la idea de hacer que esta asamblea pacífica sea lo más grande posible, a manera de declaración a los funcionarios federales, estatales y locales de que no queremos fronteras abiertas«, indicó.
De cualquier modo, el evento (que invita a participar a militares activos y retirados, veteranos, camioneros, comerciantes y medios de comunicación, entre otros colectivos) se está difundiendo como una muestra masiva de apoyo al gobernador de Texas, Greg Abbott, quien defendió este miércoles el derecho de su estado a proteger sus fronteras de la «invasión» que supone la inmigración ilegal.
«Situación volátil»
La posibilidad de que estalle un conflicto de fuerzas entre el Gobierno federal y la Guardia Nacional de Texas hace que la presencia del convoy fronterizo y su retórica, de corte nacionalista cristiana, añadan una dimensión peligrosa a la ya tensa situación, afirma Ruth Braunstein, profesora asistente de sociología en la Universidad de Connecticut.
«Cuando las personas creen que están trabajando en nombre de Dios, podrían estar dispuestas a recurrir a medidas relativamente extremas. Y entonces tenemos una situación políticamente volátil que podría volverse mucho más volátil, en parte debido a esta retórica», explica.
El congresista republicano de Texas Keith Self, otro de los promotores del convoy, recalcó en una entrevista este viernes para Fox News que se pretende que la movilización sea pacífica y calcula que podrían participar hasta 700.000 vehículos. Al respecto, el presentador Saks subrayó que el evento en Texas se llevará a cabo en una propiedad privada situada a unos 25 minutos de Eagle Pass, lo que, según él, permitirá identificar y retirar a cualquiera que genere alborotos.
Pese a todo argumento, hay sectores en el país que creen que en la marcha podrían infiltrarse agentes encubiertos o personas malintencionadas y hacer que el acto desemboque en un acto violento, comparable con el asalto al Capitolio de EE.UU. en 2021. Una cantidad considerable de estadounidenses opina que los caóticos acontecimientos de ese 6 de enero fueron orquestados por el FBI.
«Las narrativas inherentes al nacionalismo cristiano ofrecen una justificación moral para involucrarse en la violencia», insistió Braunstein, citando una encuesta que reveló que casi un tercio de los republicanos cree que «los verdaderos patriotas estadounidenses tal vez tengan que recurrir a la violencia para salvar al país».