Con el derribo del Il-76 con prisioneros ucranianos, Kiev intentó intimidar a sus militares para que no se rindieran, declaró el responsable de la Cámara Pública de Rusia para la integración de las nuevas regiones, Vladímir Rógov. El nivel de rendiciones en las filas ucranianas aumenta y «el régimen de Zelenski está en pánico», señaló.
«El ataque fue realizado de forma intencionada y deliberada. El adversario sabía que esta aeronave no servía para fines militares, sino para transportar prisioneros», declaró Vladímir Rógov a Sputnik.
En sus palabras, las autoridades ucranianas perseguían varios objetivos al derribar el avión con sus propios connacionales prisioneros de guerra:
1.Mostrar a sus asesores occidentales «la capacidad de seguir matando a los rusos».
2.Interrumpir todas las negociaciones sobre el canje de prisioneros.
3.Intimidar a los combatientes ucranianos para que no se rindan.
«La cantidad de rendiciones de militares ucranianos aumenta, por lo que el régimen de Zelenski está en pánico, ahora le resulta extremadamente desventajoso hacer canjes, ya que la gente regresa de su cautiverio y cuenta que en Rusia les trataron de manera digna. Y cuanta más gente regresa, más se derrumba toda la propaganda rusófoba en Ucrania», subrayó.
Rógov agregó que, en vista de la inminente pérdida de Avdéyevka, más efectivos ucranianos deciden rendirse, lo que supone un golpe más duro a la hora de mantener la línea del frente.
El 24 de enero, un avión de transporte militar ruso Il-76 fue derribado en la región de Bélgorod. A bordo se encontraban seis tripulantes, 65 soldados ucranianos prisioneros y tres soldados rusos que los acompañaban. La catástrofe no dejó supervivientes.
Desde el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia recordaron que no es la primera vez que Kiev masacra brutalmente a sus propios militares prisioneros. Tales acciones muestran claramente la incompetencia del «régimen de Kiev» de negociar, señalaron.