ASTANÁ — Estados Unidos procurará por todos los medios extender el proceso de retirada de sus tropas desde Irak, opinó en declaraciones a Sputnik el enviado del presidente ruso para Siria, Alexandr Lavréntiev.
«Me parece que los estadounidenses tratarán de dilatar ese asunto por todos los medios», dijo Lavréntiev.
A juicio del diplomático ruso, EEUU «no está listo aún» para retirarse de Irak», pensando que «sería otra demostración de la debilidad, muy mal vista tras lo de Afganistán».
La retirada de las tropas «puede hacerse en uno o dos meses, como se hizo en Afganistán, o se puede extender durante años», advirtió el enviado presidencial. También es posible sustituir las tropas por empresas militares, manteniendo la presencia militar aunque no haya un contingente oficial, añadió.
Lavréntiev pronosticó que «al repliegue desde Irak le seguirá la retirada de las tropas desde Siria, porque no podrán mantener la logística y preservar un contingente militar en suelo sirio a menos que puedan utilizar el territorio iraquí».
En enero de 2020, el Parlamento iraquí aprobó por mayoría de votos la retirada de las tropas extranjeras y se pronunció a favor de revisar el formato de cooperación con la coalición antiterrorista encabezada por EEUU.
EEUU en Siria
Estados Unidos procura que grupos armados de la oposición siria provoquen el máximo daño posible a las tropas que Rusia mantiene en el país árabe, indicó Lavréntiev.
«Hay señales de que los estadounidenses asignan a sus protegidos de la oposición armada siria la tarea de infligir el máximo daño al contingente militar ruso», afirmó Lavréntiev.
Según el diplomático ruso, esto ocurre tanto en el sur de Siria, donde hay militares rusos, como en la zona de Idlib, en el noroeste del país.
«Les proporcionan armas modernas y drones modernos para lanzar ataques, en particular contra nuestra base aérea en Hmeymim», añadió.
Siria vive desde marzo de 2011 un conflicto en el que las fuerzas gubernamentales se enfrentan a grupos armados de la oposición y a organizaciones terroristas. La solución del conflicto se busca en dos plataformas, la de Ginebra, bajo los auspicios de las Naciones Unidas, y la de Astaná, bajo la mediación de Rusia, Turquía e Irán.
Rusia se implicó en el conflicto de Siria a finales de septiembre de 2015, cuando empezó a bombardear las posiciones de grupos terroristas a petición del presidente Bashar Asad.
Posteriormente realizó varios recortes de su contingente militar en el país árabe, particularmente en marzo de 2016, así como a principios y finales de 2017.
Al mismo tiempo, el presidente ruso Vladímir Putin dejó claro que Moscú mantendrá presencia en la base aérea de Hmeymim y en el puerto de Tartus y enviará refuerzos en caso de que los terroristas levanten la cabeza.