El alarmante aumento de la deuda interna de Estados Unidos ha desencadenado acalorados debates tanto dentro como fuera del Congreso estadounidense. Después de todo, la enorme factura podría extenderse a toda la sociedad e incluso al planeta entero.
El doctor en ciencias políticas por la Universidad Federal de Pernambuco (UFPE) y coordinador de la licenciatura en relaciones internacionales de la Facultad Damas, Pedro Gustavo Cavalcanti Soares, destaca las consecuencias negativas que esta realidad impone al país y los impactos al resto del mundo.
Al unísono, los analistas entrevistados por Sputnik Brasil destacan la importancia de prestar atención a los movimientos estadounidenses y sus consecuencias en el mundo. Soares destaca que el crecimiento descontrolado de la deuda interna afecta directamente áreas cruciales como la salud y la educación en Estados Unidos.
El economista especializado en planificación y gestión pública de la Facultad de Ciencias Aplicadas de la Universidad de Pernambuco (UPE), Brenno Almeida, se hace eco del internacionalista.
¿A cuánto asciende la deuda de Estados Unidos?
La deuda estadounidense alcanzó recientemente la cifra histórica de 34 billones de dólares, un récord hasta ahora.
Además de tener un impacto en los crecientes índices de pobreza, el país es líder en el aumento de este índice a nivel global.
Institutos independientes corroboran esta realidad preocupante, destacando la urgente necesidad de prestar atención a las políticas internas para revertir este escenario.
«Cuando hablamos de las consecuencias de esta deuda, son consecuencias perjudiciales (…) En primer lugar, para los aspectos sociales, educación y salud principalmente. Además, una tasa alta es la creciente tasa de pobreza en el país. No es de extrañar que Estados Unidos es el país donde más crece la pobreza en el mundo», subraya Almeida.
El experto también destaca la relevancia de los títulos de deuda de Estados Unidos como pieza fundamental en el tablero financiero global. Descubre los intrincados mecanismos detrás de esta dinámica y sus ramificaciones a nivel internacional.
«Cada país se endeuda a través de bonos públicos y estos bonos son un instrumento comercial interesante porque compras un derecho de deuda, te conviertes en acreedor de alguien.
(…) Y, en este caso, te conviertes en acreedor de Estados Unidos. Muchos países, como Brasil, China y las familias en general, en el mercado de bonos, consumen este activo. Entonces es un elemento importante, es un elemento interesante», explica.
Los conflictos internacionales y la carga de EEUU
El internacionalista destaca, también, la persistencia de Estados Unidos en invertir fuertemente en los conflictos internacionales, perpetuando un enfoque que se remonta al período posterior a la Primera Guerra Mundial.
La política de implicarse en conflictos para dinamizar la economía y garantizar apoyos parece desconectada de las necesidades internas del país, como muestran datos recientes.
«Estas son consecuencias muy negativas, considerando esta atención a un aspecto internacional de la creciente inversión en conflictos en el extranjero (…) Es como si Estados Unidos aún no hubiera abandonado aquella idea del período entreguerras (…) El periodo que se conoció como el período de entreguerras, y en ese momento el país tenía un enorme potencial de crecimiento basado en inversiones en el área de seguridad, en el que sus empresas vendían armas tanto dentro como fuera del país», recuerda y calibra.
¿Cuáles son las características de un mundo multipolar?
Ante el debate sobre la importancia de la multipolaridad frente al crecimiento descontrolado de la deuda interna de Estados Unidos, Almeida destaca la relevancia de este escenario no solo en el ámbito político, sino también en la dinámica económica global.
«La importancia de la multipolaridad se debe a varios elementos», sostiene Almeida. Destaca la necesidad de diversificación en los centros económicos, sugiriendo que la democratización de los medios de intercambio puede ser un catalizador para el surgimiento de nuevos centros económicos. Esta diversificación, según el economista, podría contribuir a mejorar la situación económica de varios territorios del mundo.
«Este [miedo a la pérdida de hegemonía] puede ser el miedo de aquellos que valoran la hegemonía estadounidense (…). Es sólo que habrá, hasta cierto punto, una democratización del crecimiento global. Naturalmente, habrá menor crecimiento de las economías centrales y mayor crecimiento de las economías periféricas», subraya.
El enfoque de Almeida sugiere que la multiplicidad de centros económicos no sólo proporcionaría la redistribución de recursos, sino que también impactaría las cadenas globales de manera significativa. El experto cree que este nuevo paradigma económico podría resultar en una democratización del crecimiento global, afectando directamente la dinámica entre las economías centrales y periféricas.
«Creo que lo que podría pasar –y esto quizás sea un temor de quienes valoran la hegemonía estadounidense– es que se empiece a tener, en cierta medida, una democratización del crecimiento global», destaca Almeida.
Sugiere que, como consecuencia de este reordenamiento económico, las economías centrales podrían experimentar un crecimiento más moderado, mientras que las economías periféricas tendrían la oportunidad de crecer de manera más significativa.
Esta redistribución, sostiene Almeida, no sólo contribuiría a una mayor equidad en la distribución de la riqueza acumulada en el mundo, sino que también podría alterar el equilibrio del poder geopolítico.
La hegemonía estadounidense, que tradicionalmente ha influido en la dinámica global, podría verse desafiada por un escenario más equitativo en el que múltiples actores económicos compartan la responsabilidad y la oportunidad de impulsar el desarrollo global.
¿Qué significa la desdolarización?
El proceso de desdolarización consiste en que los países diversifiquen sus reservas y se desprendan de la dependencia del dólar estadounidense.
El internacionalista Pedro Soares destaca la importancia «crucial» de la desdolarización de las economías globales como estrategia fundamental para prevenir catástrofes financieras, similares a la explosión de la burbuja que sacudió a Estados Unidos en 2008.
Según el experto, la desdolarización es una estrategia que apunta a minimizar los impactos de las crisis económicas internacionales en países que históricamente fueron más susceptibles a estos eventos. Soares pone el ejemplo de las economías latinoamericanas que buscan acercarse a China, potencia económica que ofrece estabilidad y solidez financiera.
«China, al invertir en infraestructuras y adoptar políticas de retorno más suaves, se distingue de las imposiciones de austeridad asociadas a menudo al FMI [Fondo Monetario Internacional], una institución con una fuerte influencia de Estados Unidos», reflexiona.
«La desdolarización parece muy fructífera para los países que hasta entonces dependían de Estados Unidos», destaca Soares.
Según el analista, esta estrategia no sólo ofrece protección ante posibles crisis, sino que también permite una relación más equilibrada y menos sumisa a los intereses norteamericanos.