En verano de 2022, Konstantín Danílchenko, uno de los prisioneros de guerra que fallecieron este miércoles en el siniestro, habló sobre el desprecio del comando ucraniano hacia sus combatientes.
El derribo por parte de Kiev del avión militar ruso sobre la provincia fronteriza de Bélgorod fue tachado por Moscú como «un acto monstruoso», «una acción deliberada y consciente», y un «ataque terrorista». Imágenes grabadas en el verano de 2022 muestran el interrogatorio de uno de los 65 prisioneros de guerra ucranianos que fallecieron mientras eran trasladados a bordo de Il-76 para realizar un intercambio.
Se trata de Konstantín Danílchenko, nacido en 1978, quien se rindió ante el Ejército ruso porque simplemente «quería vivir«, según sus propias palabras. «Nos consideran carne de cañón. Todo el mundo entiende por qué nuestros dirigentes son tan fríos con nosotros y no nos explican nada», declaró el militar ucraniano en el video. «Cuando nos llevaron, uno o dos días antes, había rumores sobre que este 90.º batallón es el que manda a las personas a la muerte. No tenía en cuenta nada en absoluto: si la gente sirvió en el Ejército o no, si sabía algo o no», afirmó el soldado.
Su testimonio concuerda con las denuncias de que muchos hombres en Ucrania son movilizados a la fuerza. En las redes sociales y medios de comunicación circulan múltiples imágenes de comisarios militares ucranianos ‘movilizando’ a sus futuros soldados, agarrándoles de pies y brazos en plena calle, sacándoles a rastras del transporte público o de sus propias casas.
Y a pesar de que el propio jefe de la Dirección General de Inteligencia de Ucrania, Kiril Budánov, reconoció que la eficacia de los hombres movilizados por la fuerza es prácticamente nula, una aguda escasez de personal en el Ejército del país eslavo obliga a los comisarios militares a seguir con el reclutamiento forzado, mientras que los legisladores de la nación estudian adoptar un proyecto de ley que propone la posibilidad de reclutar personas con discapacidades.