Los gobiernos europeos están despojando a sus agricultores de subsidios y beneficios mientras envían decenas de miles de millones de euros al Gobierno de Ucrania para sostener el conflicto que ese país mantiene con Rusia, dijo a Sputnik el columnista estadounidense y egresado de la London School of Economics, George Szamuely.
Las protestas de los agricultores han envuelto a gran parte de Europa ante la negativa de varios países de ese continente a dejar de suministrar recursos financieros y militares a las tropas ucranianas, que desde hace casi dos años no pueden vencer a las fuerzas rusas.
Los líderes europeos han explicado sus decisiones de privar a los agricultores de diversos subsidios por la falta de fondos. Sin embargo, los Estados miembros de la Unión Europea (UE) parecen asignar decenas de miles de millones de euros para Kiev.
Después de que Hungría bloqueara el último paquete de 50.000 millones de euros, los funcionarios de la UE comenzaron a considerar un nuevo plan para canalizar 22.000 millones de euros en ayuda militar a Ucrania, según The Wall Street Journal.
Pero los europeos comunes y corrientes se han cansado de las decisiones tomadas por sus élites, asegura en entrevista el doctor George Szamuely, investigador principal del Global Policy Institute. «Están las élites europeas, que aplican políticas que son fundamentalmente impopulares», criticó.
«Tenemos la política de energía verde, que realmente se ha acelerado, [pero] claramente está entrando en conflicto con los agricultores. Luego aplican políticas de inmigración masiva, que también son extremadamente impopulares. Y luego una política de guerra, que está costando una cantidad enorme [de dinero] en términos de energía y sanciones. Y luego simplemente transfieren, sin hacer preguntas (…) 50.000 millones de euros para Ucrania. Así que esto en realidad está provocando mucho descontento político», observa el especialista.
La última ola de protestas que involucraron a agricultores europeos y representantes de algunas otras industrias coincidió con el Foro Económico Mundial de Davos, el epítome de la visión liberal de la UE.
«[El] orden liberal de la UE que prevalece en Europa es muy hostil en general hacia la agricultura y hacia lo que significa la agricultura. Tienden a ser hostiles hacia el trabajo de los agricultores», sostiene Szamuely, quien recuerda que, para muchos líderes europeos, la industria agro es vista como potencial mercado contaminante del planeta.
«Y entonces esta hostilidad ahora se ha hecho patente con este aumento de impuestos sobre el diésel y en Francia y luego en Alemania, donde han retirado estos subsidios que han estado teniendo. Y esto, además de los exorbitantes precios de la energía en Europa debido a la política de sanciones a Rusia, ha llevado a una combinación explosiva», apunta.
La agenda climática de Europa y su desvinculación de Rusia bajo la presión de Washington han resultado contraproducentes para las capacidades de los estados miembros de la UE de desarrollar sectores tanto industriales como agrícolas en varios países del bloque. Ahora, a los trabajadores de la UE se les ha vuelto a pedir que se ajusten el cinturón, lo que ha provocado el surgimiento del descontento.