«En un caso se trata de la operación militar especial en la que no se ve ni de lejos el número de víctimas civiles en dos años, como cuántos civiles sufrieron [en el conflicto palestino-israelí] en tres meses», subrayó.
El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, ha denunciado el doble rasero hacia la operación especial militar rusa que contrasta con la actitud del mundo hacia los ataques de Israel contra la Franja de Gaza.
Lavrov señaló que Yair Lapid, cuando era primer ministro de Israel, decía sobre la operación militar especial rusa que «es inaceptable que se usen armas indiscriminadamente, cuando sufren civiles inocentes, es un crimen de guerra«.
Sin embargo, cuando empezó la guerra entre Israel y Hamás, las autoridades del país hebreo calificaron de «tragedia de la guerra» el uso de armas pesadas y «un número sin precedentes de víctimas civiles, especialmente niños» en el conflicto, indicó el canciller ruso.
«En un caso, se trata de la operación militar especial en la que no se ve ni de lejos el número de víctimas civiles en dos años, como cuántos civiles sufrieron [en el conflicto palestino-israelí] en tres meses. En un caso es un crimen de guerra, en el otro es una tragedia de guerra», subrayó.
En este contexto, el alto diplomático aseguró que el Ejército ruso, al llevar a cabo su operación especial, «sigue firmemente» las leyes de la guerra y el derecho internacional humanitario.
Entre otras cosas, el jefe de la diplomacia rusa destacó que Occidente le permitió a Ucrania «hacer lo que quieran» con las armas suministradas, mientras que, al enviar armas a Israel, los países occidentales advierten que «debe utilizarse de acuerdo con las leyes de la guerra y sin causar daños a la población civil».
«En nuestro caso, no se hacen tales reservas, es decir, no se exige a Kiev […] que cumpla con el derecho internacional humanitario. También esto es doble rasero», aseveró.
- En 100 días de la guerra entre Israel y Hamás, las fuerzas del país hebreo han matado a más de 24.000 palestinos, entre ellos al menos 9.600 niños y 6.750 mujeres, según las cifras del Ministerio de Salud palestino.