«Washington y Londres han caído en una trampa evidente. Y ya no depende de ellos decidir cómo saldrán de allí», advierte Karin Kneissl, en relación a los ataques occidentales contra los hutíes.
El ataque de EE.UU. y Reino Unido contra los rebeldes hutíes de Yemen ha abierto un nuevo flanco militar en una guerra que será más explosiva que cualquier otro frente del año pasado, sostiene la exministra de Asuntos Exteriores de Austria Karin Kneissl en un artículo para el periódico ruso Védomosti. Hace tiempo, un historiador militar compartió con ella un dicho que dice que ‘nunca se debe luchar contra los afganos, los kurdos y los yemeníes‘, y desde entonces la vida ha demostrado más de una vez la pertinencia de este consejo, afirma la política retirada.
«75.000 combatientes tribales afganos derrotaron a la OTAN en un solo día. El 15 de agosto de 2021, Kabul cayó a pesar de 20 años de presencia y fortalecimiento de las fuerzas de la OTAN en Afganistán», pone como ejemplo la exfuncionaria, quien también destaca que el Ejército turco ha fracasado repetidamente en sus campañas contra los kurdos.
Y con respecto a los hutíes, en marzo de 2015, el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohamed bin Salmán, quien entonces se desempeñaba como ministro de Defensa, «tuvo la desafortunada idea de iniciar una guerra con los yemeníes». «Luego, los saudíes y sus aliados tardaron años de negociaciones para salir del atolladero de esta guerra», recuerda Kneissl.
Cayendo en una trampa evidente
Ahora, Washington ha provocado otro peligroso enfrentamiento en Asia occidental, donde se localiza Yemen, la civilización más antigua de esta región del mundo, escribe la exjefa de la diplomacia austriaca. Yemen representa la cuna de la cultura árabe, de la lengua árabe clásica, y tiene poco en común con «los supermercados en pleno desierto» de los emiratos ricos en petróleo que se hallan en las costas orientales de la península arábiga, destaca.
Los hutíes —pertenecientes a la rama chiita del islam— están estrechamente asociados con Irán. Por esta razón, al atacar a este movimiento, EE.UU. y Reino Unido se decidieron a un paso que, al parecer, trataban de evitar: un enfrentamiento abierto con Irán, opina la experta.
La semana pasada, actuando bajo el pretexto de defensa propia y de que los hutíes ponen en peligro «la libertad de navegación en una de las vías marítimas más vitales del mundo», EE.UU. y Reino Unido llevaron a cabo un «ataque agresivo y masivo con buques, submarinos y aviones de guerra» contra Yemen. En respuesta, los hutíes advirtieron a Washington y Londres que «tendrán que prepararse para pagar un alto precio» y prometieron convertir a Yemen en el «cementerio de los estadounidenses».
Además, en respuesta a los bombardeos occidentales, el Comité Político Supremo de las Fuerzas Armadas de los hutíes declaró que, «a partir de ahora, todo lo relacionado con los intereses de EE.UU. y Reino Unido se convierte en un objetivo legítimo». «Washington y Londres han caído en una trampa evidente. Y ya no depende de ellos decidir cómo saldrán de allí», concluye Karin Kneissl.