MOSCÚ — Representantes de Israel ante la Corte de Justicia Internacional (CIJ) rechazaron de plano la acusación de genocidio formulada por Sudáfrica en relación con la campaña bélica en curso en la Franja de Gaza y afirmaron que la parte demandante distorsiona los hechos.
El consejero legal del Ministerio de Exteriores israelí, Tal Becker, afirmó que Sudáfrica presentó la víspera «un cuadro fáctico y legal profundamente distorsionado».
«La totalidad de su caso depende de una descripción deliberadamente arreglada, descontextualizada y manipuladora de la realidad», dijo Becker al comienzo de la segunda jornada de las audiencias, que se centra en la defensa de Israel.
«Si hubo actos de genocidio, han sido perpetrados contra Israel», subrayó Becker en referencia a «la masacre, mutilación, violación y secuestro a gran escala» perpetrada por el movimiento Hamás en suelo israelí el 7 de octubre.
Para avalar su alegato, el consejero legal puso una grabación hecha ese día en un kibutz israelí, en la que un militante de Hamás se jacta de haber matado judíos, y una entrevista con un funcionario de ese movimiento, Ghazi Hamad, prometiendo lanzar «un segundo, un tercero, un cuarto» ataque hasta que Israel sea «aniquilado».
Según Becker, Israel tiene «el derecho inherente a tomar todas las medidas legítimas para defender a sus ciudadanos y asegurar la liberación de los rehenes».
La petición sudafricana de suspender la operación militar en Gaza es, a su juicio, «un intento de denegarle a Israel la capacidad de cumplir con sus obligaciones de defender a sus ciudadanos, a los rehenes y a más de 110.000 israelíes desplazados internamente que no pueden regresar de forma segura a sus hogares».
Becker describió a Hamás como «una organización que ha violado todos los armisticios anteriores, usándolos para rearmarse y planear nuevas atrocidades».
El representante israelí recomendó a Pretoria aprovechas su estrecha relación con el movimiento islamista para asegurar que «ponga fin a su campaña de terror genocida y libere a los rehenes».
Sudáfrica sostiene que la actuación de Israel en Gaza viola la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio y pide a la CIJ que tome medidas provisionales para que cesen las hostilidades.
Varios países, entre ellos Brasil, Colombia, Cuba, Irán, Malasia, Turquía y Venezuela, apoyaron la demanda de Sudáfrica contra Israel, mientras que Estados Unidos declaró que no ve señales de genocidio en la Franja de Gaza.
El pasado 7 de octubre, el movimiento palestino Hamás atacó Israel desde la Franja de Gaza, causó unos 1.200 muertos y cerca de 5.500 heridos y capturó a unos 240 rehenes.
En represalia, Israel declaró la guerra a Hamás e inició ataques masivos contra las instalaciones civiles y otras en Gaza, al tiempo que imponía un bloqueo total al enclave palestino, cortando el suministro de agua, alimentos, medicinas, electricidad y combustible. El 27 de octubre, Israel lanzó una incursión terrestre a gran escala en la Franja de Gaza.
La campaña de bombardeos dejó hasta la fecha más de 23.000 muertos y más de 59.000 heridos en el enclave palestino.
Del 24 de noviembre al 1 de diciembre, durante una tregua humanitaria pactada con la mediación conjunta de Catar, Egipto y Estados Unidos, se canjearon 80 rehenes israelíes de Hamás, en su mayoría mujeres y niños, por 240 presos palestinos sin delitos de sangre. Además, las milicias palestinas liberaron a casi 30 cautivos más, en su mayoría tailandeses residentes en Israel. Unos 130 rehenes todavía permanecen cautivos en Gaza.
Al expirar la tregua, las operaciones bélicas se reanudaron y el flujo de ayuda humanitaria que llega al sur del enclave palestino desde Egipto se redujo nuevamente a una quinta parte de lo que Gaza recibía antes de esa guerra, según la ONU.
Rusia y otros países instan a Israel y Hamás a pactar un alto el fuego y abogan por una solución de dos Estados, aprobada por la ONU en 1947, como la única vía posible para lograr una paz duradera en la región.