Las relaciones entre Rusia y EE.UU. entraron en una etapa que puede ser calificada como una «confrontación larga», afirma en un artículo publicado este jueves el decano de la Facultad de Relaciones Internacionales del Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú (adjunto a la Cancillería rusa) y director de programa del club de debate internacional Valdái, Andréi Sushentsov.
De acuerdo con el experto, pese a su fuerte posición en áreas clave, EE.UU. se encuentra en una situación en la que sus rivales «lo alcanzan rápidamente». «Washington se enfrenta con un entorno internacional cada vez más condensado que obstaculiza las acciones estadounidenses, previamente irrestrictas», señala.
Sushentsov indica que la confrontación entre Rusia y EE.UU. representa una de las principales líneas de la política internacional, pero no la única. «Lo más importante es que avanza en unas condiciones que se desarrollan una vez cada varios siglos: tiene lugar un período de redistribución estructural de los potenciales de poder y recursos en el mundo», constata, agregando que en las próximas décadas el centro de la producción y consumo mundial se desplazará completamente hacia Asia.
Pese al debilitamiento relativo de EE.UU., el politólogo destaca que todavía cuenta con cuatro pilares de su estrategia ofensiva: su poder militar, su papel central en el sistema financiero «que proporciona la infraestructura internacional para los pagos y la divisa convertible», una fuerte posición en varios sectores tecnológicos y una plataforma ideológica global. En conjunto, todo ello forma la «pirámide de confianza» de la política exterior estadounidense en el mundo.
«Estrategia de aplastamiento»: el gran error contra Moscú
Según Sushentsov, el fenómeno de la «pirámide de confianza» de EE.UU. explica el comportamiento irracional de los países europeos respecto a la crisis ucraniana, al no ser capaces de «realizar un análisis equilibrado de las consecuencias de sus decisiones». Su lógica radicaba en que «Occidente derrotaría rápidamente a Rusia, al mismo tiempo, una gran cantidad de recursos económicos se liberaría y las relaciones con Rusia se restablecerían en otra plataforma, más beneficiosa para la UE».
No obstante, tanto Washington como el bloque comunitario cometieron un gran error al usar una «estrategia de aplastamiento» contra Moscú. «La estrategia de aplastamiento siempre se basa en una supremacía material considerable, de fuerza e ideológica, la posesión de la iniciativa y una derrota rápida del oponente», explica el analista.
«EE.UU. intentó aplicar la estrategia de aplastamiento hacia nuestro país sin disponer de recursos superiores y sin evaluar adecuadamente las capacidades tanto suyas como las de sus aliados», agrega. Esa táctica, apunta Sushentsov, consistió en «aislar a Rusia, estimular las protestas internas y derribar el apoyo al Gobierno, crear grandes obstáculos en el frente y, como resultado, derrotar al país lo más rápidamente posible». Sin embargo, Washington no alcanzó sus objetivos, por lo cual «se ve obligado a buscar una salida de la situación de manera posicional».
En este contexto, Sushentsov cita el informe de RAND Corporation ‘Evitando una guerra larga’, publicado en enero de 2023, en el cual se destaca que EE.UU. ya ha obtenido ventajas relativas de Ucrania, mientras que «el costo del apoyo a este activo sigue aumentando». Al mismo tiempo, subraya que Rusia representa un adversario clave de EE.UU. para determinar si la hegemonía estadounidense seguirá manteniéndose o el mundo pasará a un sistema policéntrico. Y este problema «no será resuelto en Ucrania, porque aparecerán otros puntos de tensión en Asia, Oriente Medio y África, y con el tiempo en el hemisferio occidental, donde Rusia y EE.UU. estarán en lados opuestos».
De acuerdo con el politólogo, en el momento actual el objetivo de Moscú es reforzar sus relaciones con los países afines, mientras que la estrategia estadounidense consiste en suprimir sus «puntos de autonomía estratégica». «Washington logró hacerlo en Europa en la primera etapa de la crisis ucraniana, pero este paso fue uno de los últimos éxitos de tal estrategia», concluye.