China ha reiterado su firmeza en relación con Taiwán, instando a EE.UU. a que deje de brindar ayuda militar antes de una elección clave en la isla autónoma.
Pekín “no hará ninguna concesión ni compromiso sobre la cuestión de Taiwán y exigirá que la parte estadounidense respete el principio de una sola China, los compromisos pertinentes, deje de armar a Taiwán y no apoye la independencia de Taiwán”, afirmó el Ministerio chino de Defensa en un comunicado emitido el martes al concluir dos días de conversaciones militares entre China y Estados Unidos en Washington.
Esto se ocurre solo pocos días antes de las cruciales elecciones generales de Taipéi Chino, que podrían acercar o alejar políticamente a la isla desafiante de Pekín. China considera la isla como parte de su propio territorio, mientras que los secesionistas respaldados por Estados Unidos se autodefinen como independientes.
“China expresó su voluntad de desarrollar relaciones militares sanas y estables con Estados Unidos sobre la base de la igualdad y el respeto”, agregó el Ministerio de Defensa de China.
Esta es la primera conversación militar entre las dos partes desde 2021, después de que el Ministerio de Defensa de China cancelara las conversaciones militares con Estados Unidos para protestar por una provocativa visita a Taipéi en 2022 de la entonces presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, prometiendo lanzar “acciones militares selectivas” en respuesta.
La reanudación de las conversaciones entre las dos potencias mundiales a principios de esta semana se produjo después de que el presidente chino, Xi Jinping, y su homólogo estadounidense, Joe Biden, lo aceptaran durante una reunión en noviembre.
Washington firmó tres comunicados conjuntos con Pekín en las décadas de 1970 y 1980, cuyo contenido afirmaba claramente que “solo hay una China” y que Taiwán es parte de la China continental.
China considera a Taiwán una parte integrante de su territorio, por lo que rechaza cualquier intento que ponga en cuestión este principio. Sin embargo, en esta isla, bajo la presidencia de Tsai Ing-wen, no solo ha crecido la fuerza de los movimientos secesionistas, sino que también se ha consolidado una especie de cooperación militar y económica entre Taipéi y Washington.