Este 2023 fue intenso para la diplomacia rusa, que consolidó nuevas asociaciones y rutas para el comercio global. Después de ser blanco del mayor paquete de sanciones de la historia, Moscú demostró que es posible crecer económica y políticamente sin someterse a los dictados del capital financiero internacional.
La diplomacia rusa tuvo un año decisivo en 2023. Después de los acontecimientos que sacudieron al mundo en febrero de 2022 en Ucrania, el siguiente año consolidó los esfuerzos de Rusia para reformular sus asociaciones, establecer nuevos canales políticos y comerciales y acelerar la formación de un mundo multipolar.
El año 2023 comenzó con la publicación del nuevo concepto de la política exterior rusa, que define las directrices de actuación de la diplomacia encabezada por el ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov. El documento exige que Moscú proteja la integridad del sistema estatal, mantenga la estabilidad estratégica y proteja los derechos de los ciudadanos de su país.
Según el especialista en temas rusos Boris Zabolotski, estudiante del doctorado en ciencias políticas de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (UFRGS), el nuevo concepto de política exterior rusa no representa una ruptura con la diplomacia del país euroasiático anterior a 2023.
«El documento concluye un amplio proceso, consolidado con el fracaso del proyecto de occidentalización en Rusia», dijo a Sputnik Zabolotski. «Esto empujó a Moscú a buscar un camino autónomo y ya no vinculado a la idea de una integración total con Occidente».
Por otro lado, el documento abre nuevos caminos, al definir a Rusia como un estado de civilización, que debería actuar como motor para la construcción de la multipolaridad.
«Rusia no buscará vincularse a ninguna esfera de poder en este mundo multipolar. Ni a Occidente ni a Oriente», explicó Zabolotski.
«Buscará una inserción autónoma y soberana como polo de poder. Un país vinculado a diferentes culturas, que aporte una mezcla de ideas, consolidándose como una civilización única».
Hitos
Un momento significativo para la diplomacia rusa fue la adopción de la Declaración de Nueva Delhi, al concluir la Cumbre del G20, en septiembre de 2023. El grupo, que reúne a las principales economías del mundo –incluidos varios países no amigos de Moscú– adoptó una declaración que se abstuvo de utilizar un lenguaje condenatorio respecto del conflicto ucraniano.
Con motivo de la ocasión, el diplomático francés Gérard Araud, quien fue representante permanente de su país ante las Naciones Unidas, sostuvo que la declaración del G20 pone fin a la dominación occidental.
«Este es el colapso del éxito del mundo occidental, es el fin del periodo en el que Occidente dominaba el mundo, un periodo que era normal para nosotros, pero que no era nada normal en la realidad. Así que ahora los otros países están diciendo: ‘se acabó, ustedes ya no son los dueños del mundo, tenemos nuestra propia visión'», dijo Araud al canal francés LCI.
Brasil jugó un papel importante en la adaptación de la declaración del G20 a los intereses del sur global. En 2022, el Ministerio de Relaciones Exteriores de la nación sudamericana trabajó para evitar que Estados Unidos y sus aliados suspendieran la participación rusa en el grupo.
«Para los países del sur global está claro que lo que le sucede hoy a Rusia podría sucederle a cualquiera de ellos mañana, ya sea Brasil, China u otros socios del BRICS», consideró Zabolotsky. «De esta manera, los líderes regionales del sur global que forman parte del G20 apoyaron a Rusia en la percepción de que el objetivo de la condena occidental mañana podrían ser ellos mismos».
Por otro lado, el brasileño especialista en Rusia Yasser Hassan Saleh, estudiante del doctorado en relaciones internacionales de la Universidad de Tomsk, recuerda que varios países del G20 pasarán por elecciones generales en 2024, lo que podría generar cambios en la posición del grupo.
«Necesitamos ver cómo serán los cambios de gobierno en los países del G20 para evaluar el nivel de compromiso de las nuevas administraciones con los documentos firmados en la Cumbre de Nueva Delhi», dijo Saleh a Sputnik.
Por otro lado, Brasil será el presidente del G20 el próximo año –simultáneamente con la titularidad rusa de los BRICS–, lo que refuerza la permanencia de temas de interés para el sur global en la agenda multilateral.
Ampliación de los BRICS
Otro momento crucial para la diplomacia rusa en 2023 fue su articulación en la ampliación de los BRICS, que deberán tener al menos cinco nuevos miembros a partir de enero de 2024: Arabia Saudita, Egipto, Etiopía, Emiratos Árabes Unidos e Irán.
Argentina, invitada a formar parte de la agrupación, aún se encuentra en un periodo de transición hacia el nuevo gobierno y no ha definido el modelo para su participación en el grupo.
«La ampliación de los BRICS incluyó una coordinación rusa muy importante, que se reforzará con la primera cumbre del grupo ampliado, que se celebrará en Rusia», señaló Zabolotski. «Para 2024, Moscú podrá proyectar la imagen de un país que no está aislado ante audiencias externas e internas».
Sin embargo, el experto de la Universidad de Tomsk, Saleh, señaló que la disparidad socioeconómica entre los miembros del BRICS ampliado traerá desafíos para coordinar actividades.
«Los BRICS son ciertamente la alternativa al orden internacional contemporáneo y Rusia es un protagonista fundamental», reconoció Saleh.
«Pero el momento de la expansión también es revelador, dados los desafíos que enfrentará la diplomacia rusa en el futuro».
El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso ya ha anunciado las prioridades para su presidencia en los BRICS en 2024, que incluyen temas como la desdolarización, la inclusión orgánica de nuevos miembros y la formalización de la categoría de «Estados socios».
Puntos altos
La Cumbre Rusia-África, celebrada en julio de 2023 en San Petersburgo, también fue un punto culminante de la política exterior en este año que culmina. El evento, al que asistieron 49 delegaciones de países africanos, refleja los esfuerzos de Moscú por renovar sus relaciones con el sur global.
«Rusia reconoce el papel de Occidente en la producción del colonialismo y la dependencia de los países africanos, asiáticos y latinoamericanos», explicó Zabolotski. «Absorbe las críticas al neocolonialismo para proyectarse contra Occidente, lo que genera ciclos de dependencia, empobrecimiento y precariedad en el sur global».
En una reciente entrevista con Sputnik, el vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso, Dmitri Medvédev, recordó que los países occidentales no ven con buenos ojos la revitalización de los vínculos entre Moscú y África.
«Muchos países, comúnmente llamados colonizadores, simplemente saquearon. Y todavía creen que así debe ser. Están furiosos con Rusia por regresar a África después de un periodo de ausencia, porque tenemos excelentes relaciones con la mayoría absoluta de los países africanos», dijo Medvédev.
El acercamiento con África permaneció en la agenda de la diplomacia rusa durante todo el año. El 15 de diciembre concluyó el Congreso Internacional Africa Search Solutions, también en San Petersburgo, con la presencia de más de 40 países.
Economía soberana
Uno de los resultados más sorprendentes de la política exterior rusa para 2023, sin embargo, fue la consolidación del desempeño económico ruso tras la imposición del mayor paquete de sanciones impuesto contra un país en la historia.
En octubre, el Fondo Monetario Internacional aumentó las expectativas de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de Rusia del 1,5 al 2,2%. Las previsiones presentadas por el Banco de Rusia prevén un crecimiento de al menos 3% en 2023.
Según Saleh, el país eslavo ha invertido una cantidad significativa de recursos para reconstruir asociaciones comerciales y presentar soluciones logísticas que mantengan el flujo del comercio internacional.
«Pero la verdad es que ahora entendemos mejor lo que las sanciones realmente pueden lograr», señaló Saleh. «Rusia se ha mostrado capaz de negociar mecanismos de desdolarización de forma bilateral y debería seguir haciéndolo en 2024».
Para Zabolotski, el desempeño económico ruso pone en duda la creencia de que es imposible lograr crecimiento sin sumisión a los intereses del capital internacional.
«Si antes teníamos el paradigma de que el crecimiento era imposible sin el capital globalizado, Rusia muestra lo contrario: que sí, el desarrollo económico es posible a partir del capital nacional y mediante el establecimiento de asociaciones no vinculadas al sistema financiero internacional», afirmó Zabolotski.
Según él, «esto consolida a Rusia como una potencia importante en la multipolaridad» y demuestra que la diplomacia es capaz de mitigar el efecto de acciones hostiles, como el paquete de sanciones.
«La diplomacia rusa logró consolidar la cohesión discursiva en medio de la agitación de los últimos años y esto quedó más claro en 2023, (…) rompiendo con esta visión paradigmática de que el capital global sería crucial para el desarrollo económico», concluyó el experto.