BELGRADO — Las protestas en Serbia no son un instrumento de presión en los asuntos de Kosovo y de sanciones antirrusas, sino un intento de derrocar al presidente del país, Aleksandar Vucic, fijo a Sputnik el exjefe de la Agencia serbia de Seguridad e Información y presidente del Movimiento de los Socialistas, Aleksandar Vulin.
El exjefe de la la Agencia serbia de Seguridad e Información (BIA, servicio de Inteligencia y Contraespionaje) presentó la dimisión a principios de noviembre pasado, después de ser sancionado por EEUU. Según Vulin, Occidente exige que Belgrado reconozca a Kosovo, deje de apoyar a la República Serbska de Bosnia y Herzegovina, imponga sanciones contra Rusia y «deje de ser una nación y un país soberano».
A su juicio, su destitución del puesto de jefe de la BIA forma parte del plan de «preparación de un Maidán» en Serbia.
«Ya no se trata de ejercer presión, Occidente comprende que mientras Vucic esté a la cabeza de Serbia, no habrá reconocimiento del autoproclamado Kosovo ni sanciones antirrusas.
Se trata de un intento de derrocar a Vucic. La presión para lograr mi destitución se ejerció con el fin de provocar una ‘revolución de colores’ y fue el primer paso dado para lograr el propósito final (…). Nosotros sabíamos que tras la derrota electoral de la oposición, los partidarios de la OTAN lanzarían el mecanismo de derrocamiento de Vucic», declaró.
Según Vulin, lo empezaron a atacar tras su reunión de hace dos años con el secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolái Pátrushev, en que debatieron la lucha contra las «revoluciones de colores».
«Somos representantes de países serios y de servicios especiales serios, con la mirada puesta en el porvenir. Vemos bien lo que está pasando y nos hemos preparado bien. Mi destitución no ha podido eliminar todo lo útil que hicimos para Serbia, nuestros adversarios llegaron tarde», subrayó.