Chocan en visión sobre posguerra los presidente de «Israel» y Estados Unidos.

Existen profundas divisiones entre Biden y Netanyaju sobre el futuro en Gaza a corto y largo plazo, al terminarse la sangrienta agresión sionista en la Franja.

Tras la Operación Diluvio de Al-Aqsa, iniciada el 7 de octubre, el primer ministro de «Israel», Benjamín Netanyahu, se acercó al Presidente de Estados Unidis, Joe Biden, y le sugirió persuadir al Presidente de Egipto para abrir las fronteras de su país y aceptar un gran número de los más de dos millones de palestinos que serían desplazados por la fuerza de la Franja de Gaza.

Biden primero calificó el asunto de difícil en extremo, pues Egipto dejó claro que no desempeñaría ningún papel en ese rejuego;  y más tarde adoptó una posición más decisiva al declarar que Estados Unidos «bajo ninguna circunstancia» permitiría el desplazamiento forzado de los palestinos.

Muchos funcionarios israelíes aún mantienen la propuesta, lo cual destaca las profundas divisiones entre Estados Unidos e «Israel» sobre lo que debería suceder en Gaza a corto y largo plazo una vez finalizada la sangrienta agresión en la Franja.

Si bien la administración Biden pretende limitar la guerra a Gaza y detener pronto los intensos bombardeos allí, algunos políticos sionistas presionan a su Gobierno para atacar a continuación a Hizbullah, movimiento de Resistencia en Líbano, lo cual llevan varias semanas tratando de evitar en la Casa Blanca.

Además, las autoridades de Washington y «Tel Aviv» difieren sobre la severidad con la que se debe castigar a los violentos colonos israelíes en Cisjordania.

Como se puede percibir, Biden y Netanyahu no están de acuerdo en todos los temas esenciales para cuando termine la guerra, algo que los analistas atribuyen a sus diferentes políticas internas.

Después del 7 de octubre, los votantes israelíes se inclinaron de manera drástica hacia la derecha, y los índices de apoyo a Netanyahu se desplomaron, lo que obligó al Primer Ministro israelí a abrazar la extrema derecha como medio de supervivencia política.

Mientras tanto, Biden sufre una presión cada vez mayor por parte de su base demócrata, para hacerlo enfrentarse a «Israel» y tomar medidas significativas para poner fin al derramamiento de sangre.

La última encuesta del New York Times/Siena College reveló que casi el 75 por ciento de una muestra de votantes jóvenes, entre 18 y 29 años no aprueba cómo el presidente estadounidense Joe Biden  maneja la guerra en Gaza.

Muchos consideran que «Israel» no se está esforzando por evitar la muerte de civiles en la Franja, y el 44 por ciento afirma que necesita poner fin a la guerra incluso si Hamas no es derrotado. En cambio, el 39 por ciento opinó que debería continuar.

Según los diplomáticos, el estado de ánimo de Netanyahu se refleja en su presión para persuadir a Egipto de aceptar a cientos de miles de palestinos desplazados.

Un alto funcionario reveló que Netanyahu no sólo presionó a Biden para convencer a Egipto de aceptar a los palestinos sino que también pidió lo mismo al primer ministro británico, Rishi Sunak, y al presidente francés, Emmanuel Macron, durante sus viajes a «Israel», algo que ambos rechazaron.

 

 

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