A mediados de octubre, el Parlamento ucraniano aprobó en primera lectura un proyecto de ley sobre la prohibición de organizaciones religiosas vinculadas a Rusia.
La presión por parte de Kiev para ilegalizar la Iglesia ortodoxa ucraniana violaría la libertad de religión, declaró este martes el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Turk.
A mediados de octubre, la Rada Suprema (Parlamento ucraniano) aprobó en primera lectura un proyecto de ley sobre la prohibición de organizaciones religiosas vinculadas a Rusia. De esta forma, la Iglesia ortodoxa ucraniana canónica (UPTs), dependiente del Patriarcado de Moscú, podría ser prohibida en territorio ucraniano.
«Señalo también mi preocupación por la libertad de religión y creencias en Ucrania, dadas las continuas acciones de las autoridades contra la Iglesia ortodoxa ucraniana. Un proyecto de ley establecería un procedimiento para disolver cualquier organización religiosa vinculada a la Federación Rusa», afirmó Turk.
Según el alto comisionado, «estas restricciones propuestas al derecho a la libertad de religión no parecen ajustarse a la legislación internacional sobre derechos humanos«.
Desde el estallido del conflicto en Ucrania, el Gobierno del presidente Vladímir Zelenski ha endurecido la persecución contra la Iglesia ortodoxa ucraniana canónica, lo que incluye allanamientos, tomas de templos y conventos, así como acusaciones de supuesta actividad prorrusa.
Mientras tanto, Zelenski promociona la cismática Iglesia ortodoxa de Ucrania (PTsU), que recibió la autocefalia en enero de 2019 de manos del patriarca Bartolomé de Constantinopla, durante el mandato del presidente Piotr Poroshenko.