Estados Unidos no cuenta con pruebas de que el asesinato de civiles en Palestina sea uno de los objetivos militares de Israel en sus acciones de asedio contra la Franja de Gaza, afirmó el titular de comunicación estratégica del Consejo Nacional de Seguridad de Washington, John Kirby, en un mensaje a medios.
Durante la rueda de prensa de Kirby, coordinador de comunicación estratégica del Consejo Nacional de Seguridad (NSC por sus siglas en inglés), una periodista de Wall Street Journal lo cuestionó sobre violaciones al derecho internacional perpetradas por los israelíes en Gaza.
«Quería volver a algo que usted dijo hace un par de días, respondiendo a una pregunta sobre las violaciones del derecho internacional por parte de los israelíes en Gaza», planteó la comunicadora.
«Dijo que Estados Unidos no había visto aún pruebas de violaciones del derecho internacional, por lo que no podía hacer ninguna valoración sobre esas violaciones. Pero hace un momento ha hablado del ataque de un francotirador contra una madre y su hija en una iglesia, y ha habido otros incidentes que no… ya sabe, por no mencionar el hecho de que hubo un problema en relación con las reglas de enfrentamiento con los rehenes y cosas por el estilo…», prosiguió.
«Así que me pregunto: ¿en algún momento se condenará al Ejército israelí por su (inaudible), en lugar de limitarse a hablar de un desafortunado suceso que ha ocurrido?».
A lo que Kirby respondió que Washington «está profundamente preocupado; hemos planteado preocupaciones específicas al respecto a nuestros homólogos israelíes, y seguiremos haciéndolo».
Pero agregó: «No hemos visto ninguna prueba de que los israelíes estén haciendo de la matanza de inocentes un objetivo de guerra y una necesidad táctica y operativa. Está ocurriendo que hay muertos y heridos. Lo reconocemos».
El número de muertos en la Franja de Gaza por los ataques israelíes ascendió a 19.453 víctimas y la cifra de heridos llegó a 52.286, según especificó el portavoz del Ministerio de Salud en el enclave palestino, Ashraf Cudra.
El pasado 7 de octubre, el movimiento palestino Hamás atacó a Israel desde la Franja de Gaza, causando unos 1.200 muertos y cerca de 5.500 heridos, además de capturar a unos 240 rehenes.
En respuesta, Israel declaró la guerra a Hamás e inició ataques masivos contra instalaciones en Gaza, incluidas las civiles, al tiempo que imponía un bloqueo total al enclave palestino, cortando el suministro de agua, alimentos, medicinas, electricidad y combustible. El 27 de octubre, Israel lanzó además una incursión terrestre a gran escala.
Del 24 de noviembre al 1 de diciembre, durante una tregua humanitaria pactada con la mediación conjunta de Catar, Egipto y EEUU, se canjearon 80 rehenes israelíes de Hamás, en su mayoría mujeres y niños, por 240 presos palestinos sin delitos de sangre.
Además, las milicias palestinas liberaron a casi 30 cautivos más, en su mayoría tailandeses residentes en Israel. Unos 130 rehenes todavía permanecen cautivos en Gaza.
Al expirar la tregua, las operaciones bélicas se reanudaron y el flujo de ayuda humanitaria que llega al sur del enclave palestino desde Egipto se redujo nuevamente a una quinta parte de lo que Gaza recibía antes de esa guerra, según estimaciones de Naciones Unidas.
Numerosos países, entre ellos Rusia, instan a Israel y Hamás a pactar un alto al fuego y abogan por una solución de dos Estados, aprobada por la ONU en 1947, como la única vía posible para lograr una paz duradera en la región.