El conflicto en Ucrania y la reciente postura aislacionista de Washington han encendido las alarmas en el Viejo Continente, que ve como un desafío hacerse cargo él mismo de su política de defensa.
Gran parte de la capacidad industrial de Europa para fabricar armas se ha erosionado a lo largo de años de recortes presupuestarios. A falta de una amenaza aparente, sus gobiernos han dejado en las últimas décadas su músculo militar en manos de Estados Unidos como columna vertebral de la OTAN. El año pasado, el país norteamericano representó casi el 70 % del gasto en defensa de la alianza militar, reporta The Wall Street Journal (WSJ).
Europa se ha «desmilitarizado sistemáticamente porque no necesitaba gastar dinero», debido al dominio militar estadounidense en todo el mundo, opina Anthony King, profesor de estudios de guerra en la Universidad de Warwick (Reino Unido), citado por el medio.
Sin embargo, el conflicto en Ucrania y la reciente postura aislacionista de Washington han encendido las alarmas en el Viejo Continente, que ve como un desafío hacerse cargo él mismo de su política de defensa. Según el diario estadounidense, Reino Unido, el principal aliado militar de Washington y el que más gasta en defensa en Europa, tiene solo alrededor de 150 tanques y tal vez una decena de piezas de artillería de largo alcance en buen estado.
Funcionarios gubernamentales detallaron que Alemania tiene ahora 200 tanques de batalla, «de los cuales solo la mitad probablemente estén operativos», y la industria del país «solo puede fabricar unos tres tanques al mes», indicaron. «Alemania tiene munición suficiente para dos días de batalla», añade el periódico. Al respecto, en noviembre, el diputado del Parlamento alemán Johann Wadephul afirmó que las principales unidades de la Bundeswehr (Fuerzas Armadas de Alemania) son capaces de resistir dos días de combate como máximo.
Obstáculos
Oficiales militares y líderes políticos estadounidenses han instado durante mucho tiempo a Europa a soportar una mayor carga militar. No obstante, los políticos del continente ven difícil financiar la defensa, en medio de un lento crecimiento económico y crecientes costos de endeudamiento gubernamental. A eso se suma el envejecimiento de su población, que ejerce presión sobre los presupuestos en los años venideros, y la gran oposición política a recortar gasto social para tales fines.
En febrero de 2022, Alemania se comprometió a gastar alrededor de 110.000 millones de dólares en defensa, pero se espera que solo se destine alrededor del 60 % de esa cantidad para finales de este año.
El Reino Unido se ha comprometido a aumentar el gasto en defensa hasta el 2,5 % del PIB, pero solo cuando las condiciones económicas lo permitan. Su ejército, con una de las mejores fuerzas especiales del mundo, recién ahora está atravesando una modernización como resultado de una falta de financiación y acuerdos de adquisición fallidos para actualizaciones de equipos.
Polonia, Finlandia y los países bálticos han sido los que más rápidamente han actuado para fortalecer sus ejércitos. Varsovia informó que quiere gastar más del 4 % de su producción económica anual en defensa el próximo año, casi el doble de lo que hizo en 2022. De acuerdo con el profesor Bence Nemeth, en dos o tres años el país podría tener las fuerzas militares más poderosas de Europa.
«Definitivamente se está gastando más dinero, pero el aumento de la capacidad militar podría tardar años», asevera Nan Tian, investigador principal del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo, que rastrea el gasto militar global.