Que Brasil participe en la OPEP+ tiene que ver con «reposicionarse en la geopolítica energética»

La entrada de Brasil en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) señala mucho más un compromiso con los países del llamado sur global, que valoran el multilateralismo en el actual orden geopolítico, que una estrategia económica, según analistas consultados por Sputnik.

El propio presidente Luiz Inacio Lula da Silva declaró a la prensa el 2 de diciembre que Brasil no «soplará» como nuevo miembro del grupo OPEP+, que incluye países sin derecho a voto y a los que no se imponen límites de producción. La futura entrada de Brasil en la OPEP+ como observador es una apuesta del país sudamericano por consolidar su posición de potencia energética en el escenario geopolítico mundial.

En una entrevista con Sputnik, comentó que la participación de Brasil en la organización está en línea con la política exterior del Gobierno Lula de participar en foros multilaterales de discusión, establecer nuevos acuerdos comerciales con actores clave de la economía mundial y, por extensión, recuperar su influencia geopolítica más allá del Atlántico Sur.

«Creo que su participación está más vinculada a un proyecto de reposicionamiento de Brasil en la geopolítica energética como proveedor fiable del mercado consumidor de petróleo. De este modo, sus credenciales en el sector petrolero pueden reflejarse en su agenda de descarbonización dentro del mismo sector», afirmó.

En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28), celebrada en Dubái desde el 30 de noviembre, el Gobierno brasileño se esforzó por establecerse como líder en los temas que abordan el desarrollo sostenible, la transición energética y las soluciones bajas en carbono, y esta es, para los analistas, la gran apuesta de la política exterior brasileña para esta década.

Sin embargo, esta participación implica nuevos desafíos, «quedan dudas sobre el grado de actuación y poder de decisión que Brasil tendrá dentro del grupo, especialmente en el contexto de la formulación de políticas dirigidas al segmento de petróleo y gas en la organización, que cuenta con la participación de países bajo sanciones, como Irán y Rusia, lo que puede ser un obstáculo en el momento de las discusiones», señaló Guitarrari.

Según la investigadora de la FGV, Brasil necesita tener cuidado para que su imagen de líder en la transición energética no se vea perjudicada por un posible alineamiento con una organización que reúne a países con gran predominio de fuentes fósiles en su matriz energética y un alto volumen de emisiones de carbono.

Por otro lado, dijo que la adhesión a la OPEP+ como miembro consultivo señala que el objetivo es garantizar, a través del diálogo, que el suministro de petróleo se produzca de forma eficiente y regular a los consumidores, destinando parte de las inversiones al sector energético de los países menos desarrollados de América Latina y África.

Además de ser el mayor productor de petróleo de América Latina, Brasil es reconocido internacionalmente como uno de los principales actores en el escenario petrolero y gasífero del Atlántico Sur, afirmó Luiza Guitarrari, investigadora de Petróleo, Gas & Biocombustibles y Geopolítica Energética del Centro de Estudios Energéticos de la Fundación Getulio Vargas (FGV).

Considerado el noveno país en producción de petróleo, Brasil, dijo, puede impulsar proyectos de transición energética y soluciones bajas en carbono en la industria del petróleo y del gas, «dados sus actuales proyectos de aprovechamiento de infraestructuras offshore, como el hidrógeno, la captura y almacenamiento de carbono (CCS) y la eólica offshore».

Guitarrari explicó que, desde 2016, la industria brasileña del petróleo y el gas ha invertido alrededor de 3.500 millones de dólares en la investigación y el desarrollo de proyectos destinados a la transición energética verde, sirviendo de inspiración para los países de la OPEP.

Juliana Inhasz, profesora y coordinadora del Departamento de Economía del Instituto de Enseñanza e Investigación (Insper), destacó que la energía verde y las soluciones tecnológicas con menores emisiones de carbono en el sector son las prioridades de Brasil en proyectos destinados al sector energético, como el país ya anunció en la COP28.

«En el mismo sentido, en declaraciones recientes, el Ministerio de Medio Ambiente y Cambio Climático espera que la participación de Brasil en la OPEP+ amplíe el debate sobre la economía verde y la descarbonización», dijo el profesor del Insper a Sputnik.

La expectativa de crecimiento positivo del PIB en los países de Oriente Medio para el bienio 2023-2024 también es una oportunidad para que Brasil, ahora miembro, atraiga nuevas inversiones para proyectos de energía baja en carbono, comentó el investigador de la FGV.
El mayor intercambio de información sobre el mercado mundial del petróleo es otro beneficio que Brasil podría tener en momentos de fluctuaciones en los fundamentos del mercado, señala Guitarrari.

Además, la entrada de Brasil en la OPEP+ posicionará al país «en una de las organizaciones multilaterales más importantes para el comercio internacional en régimen de paridad política», concluyó.

Fuente