Rusia es el único país del mundo que opera una flota de rompehielos de propulsión nuclear, lo que le permite mantener su presencia en la región ártica, cuya importancia estratégica y geopolítica ha ido creciendo constantemente a lo largo de los años.
El primer rompehielos de propulsión nuclear del mundo, el «Lenin», considerado también el primer buque civil de propulsión nuclear del mundo, fue construido en la Unión Soviética y entró oficialmente en servicio el 3 de diciembre de 1959.
Esa fecha marcó el comienzo de la flota de rompehielos de propulsión nuclear soviético-rusa, la más numerosa y potente de su tipo en el planeta.
Rusia construyó estos potentes buques para facilitar el flujo del tráfico marítimo a través de las aguas árticas rusas, a lo largo de lo que actualmente se conoce como la Ruta del Mar del Norte.
Si bien los rompehielos diésel a menudo no podían enfrentarse a gruesas placas de hielo a principios de la primavera o finales del otoño, sin mencionar que repostar combustible a estos barcos en medio del mar cubierto de hielo era casi imposible, los rompehielos de propulsión nuclear podían acompañar a las caravanas de buques de carga durante el tiempo que fuera necesario, rompiendo todos los obstáculos helados a su paso.
A pesar de que el «Lenin» fue dado de baja en 1989, desde entonces le han sucedido varios buques aún más potentes y avanzados.
Entre 1971 y 1972, cinco rompehielos de propulsión nuclear: «Arktika» (fuera de servicio desde 2008), «Sibir» (fuera de servicio desde 1992), «Rossiya» (fuera de servicio desde 2013), «Sovetski Soyuz» (fuera de servicio desde 2014) y «Yamal» (aún en funcionamiento) fueron construidos en el Astillero Báltico, en San Petersburgo.
Durante la década de 1980 se construyeron para la Unión Soviética en Finlandia dos rompehielos de propulsión nuclear, «Taymyr» y «Vaygach», y en su construcción se utilizaron acero y equipos soviéticos (como la unidad de propulsión).
También en la década de 1980, el astillero Zaliv en Kerch produjo un buque verdaderamente único, llamado «Sevmorput», una nave de carga de propulsión nuclear que también podía funcionar como rompehielos.
El rompehielos de propulsión nuclear «50 Let Pobedi» se propuso en 1989, pero no se completó hasta 2007 debido a que su construcción se detuvo en la década de 1990.
Para 2022, en los Astilleros del Báltico se habían desplegado tres nuevos rompehielos del Proyecto 22220: «Arktika», «Sibir» y «Ural», y actualmente se están construyendo varios buques más de su clase.
Se espera que el buque líder de los rompehielos del Proyecto 10510, denominado «Rossiya», se una a las filas en 2027.
En este momento, los rompehielos de propulsión nuclear de Rusia son los más avanzados del mundo, explicó el coronel retirado ruso Victor Litovkin, analista militar.
«Ningún otro país del mundo tiene tantos rompehielos de propulsión nuclear», dijo a Sputnik.
«Estados Unidos está intentando construir su primer rompehielos de propulsión nuclear, pero no puede hacerlo», agregó.
«Mientras tanto, Rusia tiene once, siete de los cuales están operativos, navegando constantemente en la Ruta del Mar del Norte y escoltando a los barcos hasta allí. Nada en el mundo puede igualar a los rompehielos rusos en su potencia y capacidad para triturar hielo del Ártico, de unos 2,5 metros de espesor».
Según Litovkin, los rompehielos rusos de propulsión nuclear desempeñan un papel vital a la hora de facilitar el tráfico marítimo a lo largo de la Ruta del Mar del Norte, sin mencionar que estos buques permiten el acceso a los ricos depósitos de recursos naturales escondidos bajo el hielo del Ártico.
«Los territorios del norte contienen vastos depósitos de tierras raras, petróleo y gas natural. Por ejemplo, el 22% de los depósitos de petróleo y gas del mundo se encuentran en nuestro Ártico», explicó.
Algunos de los depósitos de gas natural licuado (GNL) más importantes de Rusia, como los proyectos Arctic LNG 1 y 2, también se encuentran en el extremo norte del país, y los rompehielos nucleares del país ayudan, así, a las exportaciones de este combustible.
El analista advirtió asimismo que las riquezas del Ártico ruso atraen la atención no deseada de «agresores» como Estados Unidos.
«Por un lado, la Ruta del Mar del Norte, nuestro Ártico, es la ruta más cercana desde el territorio de Rusia a Estados Unidos. Y Washington realmente quiere entrar en nuestro océano Ártico para desplegar allí sus destructores», dijo Litovkin, señalando que las naves norteamericanas podrían representar una amenaza para las bases estratégicas de misiles rusas en Siberia.
Así, la falta de una flota potente de rompehielos representa un obstáculo para los planes estadounidenses, mientras que los rompehielos de propulsión nuclear de Rusia le brindan la capacidad de maniobrar sus propios activos navales en el Ártico y reabastecer a las guarniciones militares rusas en esa región estratégica.