Los operadores de buques portacontenedores ya están reservando rutas alternativas al canal para 2024.
Las operaciones del canal de Panamá se ven afectadas por la sequía, lo que repercute negativamente en los transportistas de todo el mundo, reporta Bloomberg. Ante esta situación, los comerciantes se ven obligados a optar entre tres variantes que conllevan gastos adicionales: esperar en fila durante semanas, pagar millones de dólares para adelantar puestos en la cola, o navegar bordeando un continente entero fuera de la ruta, por los extremos meridionales de África y América del Sur, o a través del canal de Suez.
La Autoridad del Canal de Panamá (ACP) realiza subastas cada vez que se cancela un barco con una reserva, llegando a venderse plazas este año por hasta 4 millones de dólares, mientras que hace un año el precio medio rondaba los 173.000 dólares. «Está astronómicamente fuera de control», afirmó Francisco Torné, uno de los gerentes de la empresa en Panamá, citado por Bloomberg.
Otros transportistas optan por desvíos que añaden a su ruta miles de kilómetros y hasta tres semanas en el mar, a veces a través de aguas peligrosas, como las del estrecho de Magallanes o el cabo de Buena Esperanza. Nikolay Pargov, director de ingresos de la plataforma de transporte de contenedores Transporeon, asegura que los operadores de buques portacontenedores ya están reservando rutas alternativas al canal de Panamá para 2024 para evitar desviarlos en el último momento.
Mientras tanto, la ACP redujo en octubre los lugares de reserva para buques entre noviembre de 2023 y febrero de 2024 debido a la sequía originada por el fenómeno de El Niño, que impactó severamente en el sistema de embalses de la zona, reduciendo así la disponibilidad de agua.
Estas medidas se sumaron a la disminución de hasta 31 barcos que atraviesan diariamente la ruta interoceánica desde el 1 de noviembre de 2023. La autoridad también redujo los niveles de calado, por lo que algunos barcos deben transportar menos carga.
Sin embargo, se prevé que la situación empeore en los próximos meses, a medida que Panamá entra en su estación seca anual, que por lo general comienza en diciembre y se prolonga hasta abril o mayo, recoge Bloomberg. En este contexto, según explica a la agencia una economista de ING Research, los costes adicionales pueden acabar por ser trasladados al consumidor final.