La policía de Moscú llevó a cabo varias redadas en clubes LGTBI de la capital rusa durante la noche del viernes y la madrugada del sábado, según han informado medios locales. Según dichas informaciones, los policías llegaron estas instalaciones y pidieron los documentos de identidad a los presentes. Tras fotografiar los documentos, la policía dejó ir a las personas que estaban en los clubes. Los hechos tienen lugar dos días después de que el Tribunal Supremo ruso prohibiera publicitar cualquier práctica homosexual.
Además, según testigos citados por el canal de Telegram Ostorozhno Moskva, la policía irrumpió en varias saunas con la excusa de que buscaba drogas. «Todo se lleva a cabo bajo la excusa de una redada habitual contra las drogas. No se detectaron violaciones, pero le echaron a perder el descanso a la gente. En la sauna se comportaron de un modo irrespetuoso, obligaron a la gente a acostarse boca abajo en el piso», ha indicado el medio.
Según el medio Sota, la policía irrumpió en tres locales en el centro de Moscú, también con la excusa de una operación antidrogas. «En medio de la fiesta pararon la música y la policía irrumpió en los salones. En la fiesta había también ciudadanos extranjeros. En la salida fotografiaban los pasaportes sin permiso. Se trata de un esquema trillado, así cerraron clubes semejantes en San Petersburgo», comentó un testigo citado por Sota.
El Tribunal Supremo prohibió el pasado jueves el movimiento LGTBI, al que consideró «extremista». Dicho fallo judicial ha desatado una ola de indignación entre las minorías sexuales. La medida prohíbe tanto la propaganda y la publicidad LGTBI, como «el generar interés y animar a integrar las filas» de dicho movimiento.
Activistas homosexuales y juristas replicaron que, según la Constitución, Rusia es un Estado laico y acusan al Kremlin de querer «controlar» las conciencias de los rusos, al tiempo que inculcan «los valores familiares ‘tradicionales’, supuestamente incompatibles con las actividades de dicho movimiento».
El presidente ruso, Vladímir Putin, decidido a convertir a su país en una reserva moral frente al relativismo occidental, aseguró recientemente que los homosexuales «también son parte de la sociedad», pero criticó la obsesión con la igualdad de las minorías sexuales.