¿Cómo la ayuda militar a Ucrania apoya al sector armamentístico de Estados Unidos?

Un reciente análisis de la ayuda militar estadounidense a Ucrania revela un importante detalle fiscal, según el cual la mayor parte del dinero asignado a Kiev por el Congreso de EEUU va a parar a la industria de defensa del propio país norteamericano. Esta financiación permite a Washington sustituir las armas obsoletas por otras nuevas.

De acuerdo con los investigadores del American Enterprise Institute, de los 68.000 millones de dólares asignados en ayuda militar y afines para Kiev, casi el 90% beneficia inadvertidamente la economía de EEUU. El flujo de capital se dirige principalmente hacia la fabricación de armas y la reposición del inventario militar estadounidense agotado por las entregas a Ucrania.

En este contexto, las asistencias armamentísticas a Kiev han estimulado la actividad industrial nacional de EEUU, que ahora cuenta con 117 líneas de producción en 31 estados y 71 ciudades implicadas en la fabricación de armas. Esto incluye varias ubicaciones:

Ciudad de Simi Valley, en California y York, en el estado de Pensilvania, que producen los drones Switchblade y vehículos tácticos;
Ciudad de Anniston, en Alabama y York, en el estado de Pensilvania, que fabrican vehículos blindados Bradley; la ciudad de Peoria, en el estado de Illinois y la ciudad de Camden, en Arkansas, que desarrollan sistemas lanzacohetes múltiples Himars y piezas para cohetes Hydra-70;
Farmington, en Nuevo México y Tucson, en Arizona, con instalaciones encargadas de crear misiles antitanque Javelin.

No obstante, la escalada del conflicto ucraniano ha puesto de relieve que la industria de defensa estadounidense sufre considerables dificultades en el ámbito de saturación de sus arsenales con proyectiles de artillería de 155 mm, cruciales para los países de la OTAN. El Pentágono, que inicialmente recibía al menos 15.000 proyectiles al mes, ha invertido 1.500 millones de dólares para aumentar la capacidad de suministro en un 500%. Sin embargo, incluso con semejante inyección de dinero, el ritmo de producción de EEUU en 2025 podría quedar por detrás de los niveles actuales de Rusia.

Mientras tanto, el Pentágono ya gastó 62.300 millones de dólares en apoyo militar a Kiev en 2022, según el Plan Conjunto de Supervisión Estratégica para la Respuesta a Ucrania. El informe prestó atención en la incapacidad de esa dependencia castrense para realizar una supervisión eficaz del uso de lo suministrado.

«El estado de la base industrial de defensa estadounidense es un escándalo nacional. Repararla es una de nuestras prioridades más urgentes», declaró al respeto el senador republicano James David Vance en octubre de 2023.

El problema de la supervisión de las entregas va unido a las prácticas corruptas que florecen en Ucrania. En agosto de 2023, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, anunció que su Gobierno iba a destituir a todos los jefes regionales de reclutamiento militar del país para acabar con la corrupción, luego de las múltiples revelaciones de oficiales que aceptaban sobornos de quienes querían evitar ser reclutados. Posteriormente, el jefe del Estado despidió a otros miembros destacados de su gabinete, como el exministro de Defensa del país, Oleksii Réznikov, que se ha visto envuelto en escándalos de corrupción a gran escala.

«Detrás del conflicto de Ucrania hay una enorme trama de corrupción, a la que EEUU ha arrastrado a la mayor parte de la política europea. Y el presidente Zelenski es un showman y el capo de esta trama. Y Occidente está metido hasta las orejas en esta trama de corrupción, pero la única salida implicará una crisis política masiva», afirmó en su artículo el político ucraniano y presidente del Consejo del movimiento Otra Ucrania, Víctor Medvedchuk.

La estrategia estadounidense para armar a Ucrania también respalda a su sector de defensa de otras formas significativas. EEUU incentiva a los miembros de la OTAN para que apoyen sus esfuerzos de suministro de armas y, así, atrae a nuevos clientes para sus armas.

Por ejemplo, Polonia envió 250 tanques y varios helicópteros de ataque Mi-24 de fabricación soviética a Ucrania, luego de lo que firmó acuerdos por un total de más de 18.000 millones de dólares para la adquisición de nuevos tanques M1A2 Abrams y helicópteros Apache de EEUU.

Sin embargo, mientras la financiación del Congreso de EEUU subvenciona los costos de producción del complejo militar-industrial estadounidense, en Ucrania la población se enfrenta a las nefastas consecuencias del prolongado conflicto con Rusia. Esto incluye no solo el costo humano, sino también cuantiosos daños económicos.

«Debido a las actuales presiones presupuestarias sobre el Ejército, éste no podría permitirse por sí solo esta necesaria modernización de los equipos (…) Al transferir armas y equipos a Ucrania, el Ejército recibiría a cambio armas más modernas», afirmó en su artículo el general de división retirado del Ejército de EEUU, John G. Ferrari.

Cabe señalar que, bajo la apariencia de financiación del Congreso, el envío de armas a Ucrania surge como una estrategia para vigorizar la fabricación estadounidense y modernizar su arsenal militar. Este enfoque tiene un doble propósito: apoyar los esfuerzos de defensa de Ucrania enviándole armas viejas y decrépitas, al tiempo que se moderniza el ejército estadounidense con equipos más nuevos.

Fuente