Tras la arremetida verbal israelí, que Madrid, Bruselas y Dublín rechazan, la cumbre euromediterránea de Barcelona plantea la necesidad del reconocimiento del Estado palestino. Borrell recuerda que Hamás «es una idea» imposible de eliminar si no hay algo mejor. Los expertos señalan que lo único que admite el Estado hebreo es el apoyo incondicional.
La visita que el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y su homólogo belga, Alexander de Croo, rindieron como representantes de la UE a Israel y Palestina, culminó el 24 de noviembre en Egipto. En el paso de Rafah, el lugar que conecta la península del Sinaí con Gaza, pidieron un alto el fuego para «revertir la catastrófica situación» por la que atraviesa la franja; asimismo, recordaron la exigencia expresada al primer ministro, Benjamin Netanyahu, de que Israel debe guiarse por el derecho internacional humanitario, pues la «matanza absolutamente indiscriminada» de civiles es «totalmente inaceptable», en palabras del mandatario español.
Ambos dignatarios abogaron por el reconocimiento internacional del Estado palestino como solución al conflicto. Sánchez también recordó los llamamientos de la Liga Árabe y otras organizaciones para celebrar lo antes posible una conferencia internacional de paz, con implicación total de la comunidad global. «Valdría la pena que lo hiciésemos juntos pero si eso no ocurre, España, por supuesto, tomará sus propias decisiones», añadió, para advertir de la posibilidad de un reconocimiento unilateral por parte del país ibérico.
De inmediato, la diplomacia de Israel acusó a España y Bélgica de verter «falsas informaciones» y de «apoyar el terrorismo, según su ministro de Exteriores, Eli Cohen, que mandó convocar a los embajadores español y belga en Tel-Aviv para darles «una fuerte reprimenda».
Sin embargo, Alexander de Croo se ha reafirmado en lo dicho e insta a Netanyahu a releer el discurso pronunciado en Rafah. «A eso me atengo. No más víctimas civiles», escribió en la red X, donde adjuntó el documento. Por su parte, el jefe de Exteriores español, José Manuel Albares, tachó de «falsas e inaceptables» las acusaciones expresadas por Cohen y, a su vez, ha convocado a la embajadora israelí para pedirle explicaciones.
El primer ministro de Irlanda, Leo Varadkar, también fue destinatario de la ira de Cohen, quien le acusó de haber perdido su «brújula moral». El motivo fue un comunicado de Varakdar celebrando la liberación de Emily Hand, una niña con doble nacionalidad irlandesa e israelí, tomada como rehén por los milicianos de Hamás el 7 de octubre.
«Es un día de enorme alivio y felicidad para Emily Hand y su familia. Una niña inocente que se había perdido ha sido encontrada y está de vuelta», posteó Varadkar en X. Muy airado, Eli Cohen le recordó que la menor no estaba perdida, sino que «fue secuestrada». En realidad, las palabras de Varadkar son únicamente el primer párrafo de su comunicado oficial, donde a renglón seguido expone toda la historia del caso.
En opinión de Haizam Amirah Fernández, investigador principal de temáticas árabes del Real Instituto Elcano, la reacción del Estado hebreo obedece a una lógica inflexible. «Israel lo que no acepta es que se planteen matices por parte de ningún país, y mucho menos de países europeos, porque quieren un apoyo incondicional», declaró a la emisora RNE.
Este analista piensa que si el problema es Hamás, se debe recurrir a una «fórmula inexplorada»: aplicar el derecho internacional. «Dar garantías de seguridad internacionales a israelíes y palestinos. Dar esperanza a los palestinos. Reconocer su humanidad. Entender que la desesperanza y la ocupación son el oxígeno de Hamás», escribe en la red X.
Cumbre en Barcelona
Es precisamente en medio de esta atmósfera en la que el 27 de noviembre se ha celebrado en Barcelona la XV cumbre del Foro Regional de la Unión por el Mediterráneo (UpM), evento al que asistieron 27 ministros de Exteriores de la región euromediterránea, incluido Riyad Maliki, jefe de la diplomacia de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Muy demostrativamente, Israel ha faltado a la cita.
El objetivo inicial de la cumbre era debatir sobre el futuro y estructura del foro, pero a raíz de la crisis desatada, la diplomacia europea y jordana (en tanto que Josep Borrell y Aiman Safadi copresidieron el encuentro) estimaron necesario convertirla en la antesala y promoción de la conferencia internacional de paz de la que habla Pedro Sánchez, así como en un escenario propicio para la búsqueda de fórmulas hacia una paz duradera, sentando en la misma mesa a palestinos e israelíes.
«He propuesto convocar cuanto antes una conferencia internacional de paz con las partes», recordó Pedro Sánchez en el paso de Rafah, y afirmó que la idea fue respaldada por la UE, la Liga de Estados Árabes y la Organización para la Cooperación Islámica, que exhortan al resto de países a unirse a este proceso.
«La paz entre Israel y Palestina se ha convertido en un imperativo estratégico para la totalidad de la comunidad euromediterránea y de más allá», ha manifestado Josep Borrell durante la reunión. En la misma, Borrell citó a expertos árabes e israelíes con los que había departido durante su última gira por la región.
«Hamás es algo más que una organización, una organización terrorista para los europeos. Es una idea. No es posible matar una idea a menos que pruebes que tienes una mejor», aseguró Borrell.
El jefe de la diplomacia europea destacó asimismo el gran «obstáculo» que supone la «colonización ilegal» de Gaza y Cisjordania por parte de Israel para acabar con el conflicto. «Israel tiene derecho a la paz y la seguridad, pero eso es incompatible con la extensión ilegal de asentamientos», afirmó Borrell.
Por su parte, el vice primer ministro y ministro de Asuntos Exteriores y Expatriados de Jordania, Ayman Safadi, que también ha condenado tanto el ataque de Hamás como los «crímenes de guerra» de Israel, subrayó que el conflicto no empezó el 7 de octubre y reclamó la cooperación de todos los actores de la región y países como Estados Unidos para poner fin a la guerra.
Una postura como la de EEUU
En un artículo de opinión publicado el 19 de noviembre en The Washington Post, el presidente estadounidense, Joe Biden, esbozó las líneas maestras de su visión sobre lo que puede ser la resolución del conflicto entre palestinos e israelíes: la creación de un Estado palestino en Gaza y Cisjordania regido por la ANP, luego de la eliminación de Hamás.
Tal enfoque se ha reproducido también en Barcelona. «La solución pasa por el regreso de una revitalizada Autoridad Nacional Palestina en Gaza», ha declarado Borrell, porque «un territorio sin Estado es un territorio que estará entregado al caos, la violencia, el terrorismo y la migración».
Antes, el ministro Albares había reivindicado el «retorno efectivo» de la ANP a Gaza en lugar de Hamás, que no puede ser un «socio para la paz» en Oriente Medio, idea que repitió en la apertura de la cumbre euromediterránea. En su intervención, Albares propuso «ofrecer todo el apoyo –europeo, árabe, internacional– para acompañar y hacer posible el restablecimiento de la autoridad legítima en Gaza».
Es decir, las declaraciones de los políticos españoles y europeos al respecto del futuro de la región concuerdan casi al milímetro con lo expuesto por el presidente Biden en la prensa de EEUU. Si bien la posición española del reconocimiento de un Estado palestino no es exactamente nueva, muchos analistas cuestionan que sea genuina, en el sentido de que da la impresión de que Sánchez no aludiría a un reconocimiento —y además unilateral— de no contar con la aquiescencia del otro lado del Atlántico.
Y en este contexto, los países árabes y de la comunidad internacional se afanan por alcanzar un alto el fuego permanente para aliviar la situación humanitaria de Gaza. La mediación contrarreloj de Catar y Egipto para prorrogar la tregua, que Israel exigió vincular al canje de presos por rehenes, dio sus frutos y se extenderá dos días más. Las milicias gazatíes liberan a 20 rehenes y, a cambio, Israel excarcelará a 60 palestinos, menores de edad en su mayoría.
La oposición española, en contra
«Hemos visto que una organización terrorista ha felicitado al señor Sánchez y a su Gobierno, y es evidente que nosotros no nos vemos reflejados», ha manifestado el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, en referencia a las declaraciones de Pedro Sánchez en favor de un Estado palestino.
El líder conservador considera que Sánchez no ha consultado «con nadie» la postura expresada, que califica de «ocurrencia». «No tiene ningún sentido esa falta de respeto hacia un país que ha sido atacado por un grupo terrorista como es Israel», dijo.
Luego de escuchar tales declaraciones, Pedro Sánchez exigió al PP posicionarse «con los derechos humanos» aun cuando no esté del lado del Gobierno. Y durante una entrevista concedida a TVE, la ministra portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, defendió las declaraciones de Sánchez y su postura sobre el conflicto recordando al líder opositor que su partido también defiende el reconocimiento del Estado palestino.
«El PP lleva en el punto 329 de su programa el reconocimiento a los dos estados. ¿A qué ocurrencia se refiere?», declaró Alegría, para subrayar a continuación que la defensa del derecho internacional humanitario y denunciar la masacre de civiles en Gaza no son cuestiones partidistas o ideológicas, «sino de humanidad».
El negocio militar con Israel
Justo cuando las relaciones entre España e Israel comenzaban a tensarse, se conoció que el Ministerio de Defensa de España está ultimando un contrato para adquirir 1.680 misiles Spike LR2 por valor de casi 290 millones de euros a Pap Tecnos, una empresa filial de la compañía israelí Rafael Advanced Defense Systems. Son misiles que las FDI están empleando en la guerra de Gaza y suelen publicitarse en el mercado armamentístico con el reclamo de «testados en combate».
Según un informe publicado por el Centro Delás de Estudios por la Paz que lleva por título Negocios probados en Combate (2022), las relaciones entre la industria armamentística israelí y las de la UE obran la creación de filiales, también españolas, que priorizan la fabricación del armamento en España, la cual, en principio, no exporta armas a Israel.
Pero de resultas de la globalización del sector, empresas como Indra fabrican componentes que se ensamblan en otros países, obteniéndose finalmente un producto que acaba en las fuerzas armadas israelíes. Es decir, España no vende armamento a Israel, pero sí participa en la fabricación del que acaba en sus manos y se usa contra Gaza. Ante esta situación, la líder de Podemos y exministra española de Asuntos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, reprochó en X a Pedro Sánchez su crítica de doble rasero a Netanyahu.
«Le reprochas tímidamente que el número de palestinos asesinados es insoportable [¿habrá una cifra soportable?] mientras le estabas comprando 1.600 misiles», escribió. Varios usuarios y el propio sistema de verificación de la red X recordaron a Belarra que ella aún formaba parte del Gobierno de España cuando se aprobó la compra de ese material bélico, a lo que ella respondió haberse «opuesto a cada decisión de ampliación de gasto militar en esta legislatura», concluyó.