Imágenes filtradas en las redes sociales indican que las fuerzas ucranianas podrían estar utilizando ya los carros de combate M1 Abrams que la Casa Blanca prometió anteriormente proporcionar a Kiev. La noticia llega semanas después de que aparecieran en las imágenes de restos carbonizados de otros carros de combate occidentales.
Aunque los carros de combate Abrams aún no se han visto en acción en los campos de batalla, Kiev puede tener una razón para mantener estos blindados fuera de peligro, argumentó Serguéi Suvórov, coronel retirado del Ejército ruso y experto en tanques.
«Creo que mantienen estos tanques en reserva para evitar más informes sobre la quema de equipos de la OTAN. Bueno, arderán de todos modos. Estos tanques Abrams ardieron en Irak y en otros lugares donde fueron desplegados», aseguró Suvórov.
También rechazó las afirmaciones de que el motor del tanque Abrams no puede soportar las temperaturas bajo cero de la zona de conflicto ucraniano durante el invierno. Mientras que un motor diésel suele tardar hasta 30 minutos en «calentarse» para arrancar en condiciones de clima frío, un motor de turbina de gas como el del M1 Abrams o los tanques rusos T-80 puede arrancar «en 50 segundos en cualquier tiempo gélido», agregó.
A finales de septiembre pasado, el coordinador del Consejo de Seguridad Nacional para Comunicaciones Estratégicas de la Casa Blanca, John Kirby, confirmó que el primer grupo de tanques Abrams ya llegó a Ucrania para fortalecer su escalada bélica tras el fracaso de la contraofensiva.
A principios de noviembre, Ucrania perdió uno de sus carros de combate Leopard 2A6 en las afueras de Avdéyevka. Además, aparecieron en internet videos de destrucción de otros carros de combate de este tipo, Leopard 2A5 y Leopard 2A4, neutralizados por el Ejército ruso.
Previamente, se conoció que las fuerzas rusas destruyeron por primera vez un tanque británico Challenger 2. Poco después, se supo que las unidades rusas lograron destruir otro carro de combate británico de este tipo en la región de Zaporozhie. Hasta ahora, nadie nunca había logrado destruir este vehículo de combate que está en servicio desde 1994.