Catar, un pequeño actor en la política internacional con grandes ambiciones


El alto el fuego alcanzado entre Israel y Hamás confirmó a Doha como uno de los principales mediadores. El país ha participado con éxito en la mediación de la mayoría de los conflictos regionales. Las razones del éxito diplomático del emirato residen en su estrategia y en las peculiaridades de su estructura interna.

El Gobierno de Israel llegó a un acuerdo el 22 de noviembre con Hamás para cesar las hostilidades durante 4 días, en los que 50 prisioneros israelíes, entre ellos, mujeres y menores de 19 años serán liberados. A cambio, las autoridades del país hebreo liberarán a 150 mujeres y niños palestinos recluidos en cárceles israelíes. La tregua es la primera pausa tras casi 7 semanas de conflicto.

Los principales esfuerzos de mediación han sido emprendidos por Catar, que ha establecido un «centro de operaciones» en Doha para supervisar el alto el fuego temporal y servir de enlace con las partes, la Cruz Roja y la comunidad internacional. Se declaró que el objetivo era mantener abiertos los canales de comunicación en caso de violación del acuerdo por una de las partes.

A pesar de que Catar es un país pequeño, su peso diplomático es considerable y es uno de los pioneros mundiales en la mediación de conflictos.

Gran experiencia en mediación

La actual iniciativa de Doha es la continuación de una larga serie de esfuerzos cataríes de mediación que ha tenido diversos niveles de éxito. Semanas antes de que comenzara el conflicto entre Israel y Hamás, Catar medió en las conversaciones entre Estados Unidos e Irán sobre la liberación de ciudadanos estadounidenses retenidos en la República Islámica y la descongelación de activos iraníes por parte de Washington.

Doha también sustituyó a Francia a finales de septiembre como principal mediador para resolver la crisis política del Líbano, que se ha agravado en los últimos años. Catar ya consiguió reconciliar al Gobierno libanés y a los grupos opositores liderados por Hezbolá en 2008, y ahora el emirato puede repetir la experiencia. Doha tiene la intención de proponer tres candidatos independientes a la presidencia del Líbano que se adapten a todos los partidos dentro del país.

Además, Catar desempeñó un papel decisivo a la hora de facilitar las negociaciones entre EE.UU. y los talibanes, que culminaron en el Acuerdo de Doha de 2020 y condujeron a la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán en 2021. En agosto de este año, los países mantuvieron conversaciones por primera vez en 2 años, que se celebraron de nuevo en la capital catarí.

Varios factores pueden identificarse como determinantes clave del éxito en los esfuerzos de mediación de Catar. Se trata, en primer lugar, de la estrategia de Doha de mantener contactos con la mayoría de los actores no estatales, incluyendo insurgencias como los talibanes, los Hermanos Musulmanes y Hamás.

En segundo lugar, la capacidad de Catar para respaldar sus esfuerzos de mediación con apoyo financiero de seguimiento para la reconstrucción posconflicto desempeña un papel importante. En 2021, el emirato donó 50 millones de dólares a Afganistán y en 2023 envió más de 60 toneladas de ayuda humanitaria a Kabul.

Otro factor importante en el éxito de la mediación de Doha ha sido el mantenimiento de buenas relaciones con muchos centros de poder: Rusia, Estados Unidos, China, Turquía, India, Irán e incluso Israel. Por ejemplo, el emirato alberga una de las mayores bases aéreas estadounidenses, Al Udeid, así como una misión comercial israelí. Tampoco impidió que Hamás abriera en 2012 una oficina política en su territorio.

Mejorando la imagen para unificar el país

La mediación ha sido durante mucho tiempo la piedra angular de la política exterior de Catar, una estrategia clave con la que el país adquiere un enorme prestigio en el sistema internacional, al tiempo que cubre sus apuestas y mantiene lazos con una amplia gama de actores. Los esfuerzos de mediación se intensificaron cuando hace 10 años asumió el poder el nuevo emir catarí, Tamim bin Hamad Al Thani.

Para el nuevo gobernante es crucial garantizar una buena imagen de Catar. La activa política de mediación catarí tiene también razones internas. La población autóctona de Catar representa solo el 10,5 %, mientras que la mayoría son inmigrantes que llegan a trabajar, principalmente de países del sur de Asia.

Este 10,5 % engloba a más de 30 tribus, algunas de las cuales mantienen vínculos activos con otros países del golfo Pérsico con los que Doha ha tenido que enfrentarse durante su historia. A pesar de que Al Thani es de la tribu catarí más fuerte, la amenaza para gobernar puede llegar de dentro de la familia, ya que desde la independencia del país se han dado dos golpes de Estado exitosos por parte de familiares del emir. En este contexto, el emir intenta unir a la nación mejorando su imagen internacional y su poder blando, ya que aumentar las contradicciones sería desastroso para el Estado. Este objetivo se ha cumplido, por ejemplo, acogiendo la Copa del Mundo, abriendo universidades de prestigio, así como mediando en conflictos internacionales y manteniendo el diálogo con todas las partes. La escalada del conflicto entre Hamás e Israel ha brindado a Al Thani la oportunidad de adquirir gran notoriedad.

 

 

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