Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945, las potencias aliadas victoriosas optaron por deshacerse de grandes cantidades de municiones químicas hundiéndolas en el Mar Báltico.
El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso ha expresado su preocupación por los intentos realizados por «varias potencias occidentales, la UE y sus organizaciones subordinadas» para recuperar armas químicas de la Segunda Guerra Mundial actualmente situadas en el fondo del Mar Báltico.
En declaraciones a Sputnik , Sergey Belyaev, jefe del Segundo Departamento Europeo del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, subrayó la importancia de discutir cuestiones relacionadas con la recuperación y eliminación de estas armas en foros establecidos como la Comisión de Protección del Medio Marino del Báltico (HELCOM).
También destacó la necesidad de considerar los puntos de vista de Rusia y otros aliados de la Segunda Guerra Mundial, junto con los posibles peligros ambientales involucrados.
“Las acciones unilaterales no coordinadas y los intentos de involucrar a entidades como el Consejo de los Estados del Mar Báltico o la OTAN” –cuya área de especialización no involucra realmente la recuperación y eliminación de municiones químicas de la Segunda Guerra Mundial– son “no sólo contraproducentes sino que pueden tener consecuencias desastrosas”. para todo el Báltico”, argumentó Belyaev.
El diplomático también lamentó que la actividad de HELCOM quedó efectivamente paralizada debido a las acciones de Occidente.
Belyaev hizo estos comentarios luego de informes de los medios de comunicación acerca de que Bruselas estaba ansiosa por persuadir a otros países a seguir el ejemplo de Alemania, quien a principios de este año reveló un programa para la recuperación y eliminación de municiones químicas de los mares del Norte y Báltico .
Durante una próxima conferencia que se celebrará en la ciudad lituana de Palanga, las autoridades de la UE esperan iniciar un “proyecto común” para “facilitar la recopilación de datos y el intercambio entre expertos sobre la mejor manera de retirar las municiones viejas”, como dijo Politico.
El medio también recordó que allá por 2019, unas 42 minas marinas fueron detonadas en una “zona marina protegida” en el mar Báltico como parte de una operación de la OTAN en la que participó la marina alemana. La operación se llevó a cabo sin la participación de ninguna “autoridad de conservación de la naturaleza” y resultó en la muerte de varias marsopas.
Según HELCOM, unas 40.000 toneladas de municiones químicas que contenían unas 15.000 toneladas de agentes de guerra química fueron arrojadas al Mar Báltico tras el final de la Segunda Guerra Mundial.
La organización señala además que “todavía persiste la incertidumbre” sobre los tipos, cantidades y ubicaciones exactas de estas municiones arrojadas