«La infraestructura alimentaria de Gaza ha dejado de funcionar», lo que pone a la población civil en peligro de inanición, sostiene el Programa Mundial de Alimentos de la ONU.
La Franja de Gaza se enfrenta a una enorme escasez de alimentos y a una hambruna masiva, y casi toda la población necesita «desesperadamente» ayuda alimentaria, advirtió el jueves el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU.
Desde el comienzo del conflicto, sólo ha llegado a Gaza el 10 % de los alimentos necesarios, según la organización. «Los suministros de alimentos y agua son prácticamente inexistentes y sólo una fracción de lo que se necesita está llegando a través de las fronteras. Con el invierno acercándose rápidamente, los refugios inseguros y abarrotados y la falta de agua limpia, los civiles se enfrentan a la amenaza inmediata de morir de hambre», declaró la directora ejecutiva del PMA, Cindy McCain.
Añadió que la única esperanza para los residentes de la Franja es que se abra otro paso seguro para el ingreso de la ayuda, ya que el único que está operativo no tiene capacidad para satisfacer las necesidades de los hambrientos.
De los 1.129 camiones que han entrado en Gaza desde que se abrió el paso fronterizo de Rafa, el 21 de octubre, sólo 447 transportaban alimentos, suficientes para satisfacer únicamente 7 % de las necesidades calóricas mínimas diarias de la población, detalló el PMA. Además, la carga de los camiones procedentes de Egipto no ha podido llegar a los civiles en los refugios debido a la falta de combustible para los vehículos de reparto.
«La infraestructura alimentaria de Gaza ha dejado de funcionar», precisa el informe. Sólo una cuarta parte de los establecimientos comerciales que cooperaban con el PMA siguen funcionando, el resto ya no dispone de alimentos esenciales. Los mercados locales también han cerrado por completo. Para más, los pocos alimentos que se pueden encontrar no son en estas circunstancias aptos para el consumo, porque no hay forma de cocinarlos.
A principios de esta semana, el PMA confirmó el cierre de la última panadería que trabajaba en colaboración con la agencia, debido a la escasez de combustible. El pan, un alimento básico para los habitantes de Gaza, es ahora escaso o inexistente.
«La interrupción de las cadenas de suministro supone un revés catastrófico en una situación ya de por sí grave, en la que la población se ve privada de las necesidades más básicas», declaró Samer Abdeljaber, representante y director del programa en Palestina. «Sin acceso al combustible, nuestra capacidad para suministrar pan a los necesitados o transportar alimentos se ha visto comprometida, lo que en esencia ha paralizado la vida en Gaza. La gente se muere de hambre«, denunció.