Vivimos en un mundo cada vez más multipolar donde «las normas que regulan el mundo pierden fuerza», declaró este viernes el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, al intervenir en la Universidad de Nueva York.
De acuerdo con Borrell, la multipolaridad representa no solo una mayor distribución global de la riqueza, sino también una «demanda creciente de soberanía e identidad», en particular, en el Sur Global, pese a que este grupo de países es «heterogéneo». «En América Latina, en África, en Oriente Medio y el norte de África y, por supuesto, en Asia casi todos ahora creen que hay alternativas creíbles a Occidente, no solo económicamente, sino también tecnológica, militar e ideológicamente», constató.
En este contexto, Borrell afirma que los europeos actúan de acuerdo con los principios de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Por otra parte, opina que países como Rusia y China desafían estos valores, mientras que los países del Sur Global «son receptivos a este enfoque» porque perciben el universalismo como un «simple vestigio del dominio occidental». Como alternativa, se propone «una especie del culturalismo político», cuando la soberanía «prevalece sobre mantener derechos humanos y libertades civiles».
Además, el diplomático español destacó que los países que están lejos de la UE «no quieren que Ucrania domine la agenda mundial» porque perciben este conflicto como una «simple disputa fronteriza entre un país grande y su vecino más pequeño». Por ello, según Borrell, temen que los «fondos para la transición verde en el Sur Global pueden sufrir debido a la necesidad de financiar la reconstrucción de Ucrania».
«Esta nueva multipolaridad provoca una falta de consenso internacional sobre cada problema», afirmó, añadiendo que «esto puede llevar a la división del orden mundial en bloques rivales en áreas de seguridad, integración económica y tecnología».