De esta forma se busca cerrar la brecha financiera de las empresas que desarrollan tecnologías con capacidades militares y lograr una ventaja tecnológica de la alianza militar frente al gigante asiático.
El subsecretario general de la OTAN para Desafíos de Seguridad Emergentes, David van Weel, comentó a Financial Times que «hay una falta de capital de riesgo para el ‘deep tech’, especialmente en Europa». «Queríamos aportar más capital por nuestra parte para invertir en estas empresas y evitar que tengan que recurrir a inversores chinos«, explicó.
El Fondo de Innovación de la OTAN, con sede en Países Bajos, se centrará en áreas como la inteligencia artificial, el espacio y la biotecnología, y enfrenta restricciones a la hora de invertir en armamento.
Un total de 23 aliados del bloque militar han optado por unirse al fondo, que según la alianza es el primer grupo de capital de riesgo «multisoberano». Suecia, que se encuentra en proceso de adhesión a la OTAN, también tiene previsto ser parte de la iniciativa. Sin embargo, Estados Unidos, que cuenta con el mayor presupuesto de defensa, ha decidido abstenerse de invertir en el fondo por el momento.
Según Fiona Murray, vicepresidenta del Fondo de Innovación de la OTAN y profesora del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), el Pentágono sigue de cerca la iniciativa y podría respaldar fondos posteriores.