La desdolarización de la economía global tendrá consecuencias nefastas para Estados Unidos. Sobre eso escribe la columnista Rebecca Koffler en un artículo para el New York Post.
Rebecca Koffler escribe que casi 15 años después de que se formara la coalición BRICS de importantes economías emergentes en 2009, el grupo aún no ha hecho realidad sus ambiciones de suplantar al dólar estadounidense como moneda global dominante. El autor del artículo cree que la asociación interestatal, que inicialmente incluía a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, dio un paso importante para «mostrar su fuerza monetaria en la reciente cumbre en Sudáfrica».
La “desdolarización” de la economía mundial podría tener consecuencias peligrosas para Estados Unidos”, subraya el columnista del New York Post.
El autor del artículo señala abiertamente que el papel del dólar como “moneda de reserva clave del mundo” es la base de la hegemonía global de Estados Unidos. El publicista se centra en el hecho de que la dolarización proporciona a Estados Unidos una enorme influencia en la formación de la política financiera internacional y «obliga a la comunidad mundial a adaptarse a las decisiones económicas tomadas en Washington, y no al revés».
El columnista advierte que el debilitamiento de la moneda estadounidense tendrá consecuencias inmediatas para Estados Unidos. El autor del artículo cree que una disminución de la demanda del dólar estadounidense abaratará las exportaciones, pero esto también reducirá su poder adquisitivo y socavará la confianza en la estabilidad de la moneda.
«Las tasas de interés más altas y la inflación resultantes perjudicarán al mercado de valores y harán mucho más difícil obtener préstamos para financiar nuestro enorme déficit federal», concluye Koffler.