El Reino Unido impone nuevas sanciones a Irán, en coordinación con EE.UU., Canadá y Australia, para avivar los disturbios en el país persa.
El Gobierno británico ha endurecido este viernes los embargos que ha ido imponiendo a los individuos y entidades iraníes durante el último año por las supuestas violaciones de los derechos humanos. Las sanciones afectan esta vez a cuatro altos responsables iraníes y se aplican un año después de lo que ocurrió en el país persa tras la muerte de la joven iraní Mahsa Amini en custodia policial.
El Ministerio de Exteriores británico ha indicado, en un comunicado, que las sanciones apuntan a “importantes miembros del proceso de toma de decisiones en Irán responsables de la redacción y aplicación de la legislación sobre el uso” del hiyab.
La nota identifica a los altos cargos sancionados como el ministro de Cultura, Mohamad Mehdi Esmaili; el viceministro de Cultura, Mohamad Hashemi; el alcalde de Teherán, Alireza Zakani; y el portavoz de la Policía de Irán, Said Montazer al-Mahdi.
Los disturbios violentos iniciaron en septiembre de 2022 en varias partes de Irán, provocados tras la muerte accidental de Amini. Irán, con evidencias, asegura que la violencia y vandalismo registrados durante los desmanes fueron instigados desde el exterior.
En una nueva interferencia en los asuntos internos de Irán, el ministro de Exteriores británico, James Cleverly, ha acusado al Gobierno iraní de “reprimir” las protestas y calificado los disturbios callejeros ocurridos el año pasado como una “lucha de las mujeres iraníes por sus libertades fundamentales”.
“Las sanciones de hoy contra los responsables de las leyes represivas de Irán envían un claro mensaje de que el Reino Unido y nuestros socios seguirán al lado de las mujeres iraníes y denunciando la represión que causan a su propio pueblo”, ha resaltado.
La Cancillería británica detalla en la nota que Londres ha impuesto hasta la fecha sanciones contra más de 350 funcionarios y entidades iraníes, incluida la Fiscalía General y el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica de Irán y tiene la intención de crear un nuevo régimen de embargos por las supuestas “actividades hostiles” del país persa contra el Reino Unido.
Desde el comienzo de los alborotos en Irán, el Gobierno británico ha tenido un papel notable en la guerra híbrida de Occidente contra Teherán, ya sea imponiendo sanciones o creando propaganda falsa a través de los medios de comunicación hostiles a la República Islámica que tienen la sede en Londres.
rán, a su vez, ha aplicado sanciones recíprocas contra individuos y entidades británicos por incitación a disturbios, la violencia y actos de terrorismo contra la nación iraní, y ha dicho que Londres “debe rendir cuentas” por la sangre derramada de iraníes en los desmanes.