La vocera de la Cancillería de Rusia equiparó los efectos para los países occidentales de su colaboración con Ucrania con los provocados por el coronavirus.
En concreto, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, cargó contra el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, por sus palabras sobre los refugiados.
“Zelenski es el COVID-23 para Occidente. Seguirán sufriendo por su culpa”, vaticinó la vocera en un mensaje publicado el lunes en su canal de la red social Telegram.
El mandatario ucraniano en una entrevista alertó que reducir la ayuda a Kiev prolongará la guerra y “creará riesgos para Occidente en su propio patio trasero”. “Los ucranianos en la Unión Europea se han portado bien hasta ahora y, en general, están muy agradecidos con los países que los aceptaron, pero Europa debe tener cuidado de no arrinconar a esta gente”.
«Tales declaraciones prueban la esencia nazi del régimen de Kiev y su implementación terrorista”, se lee en la nota de Zajárova.
Zajárova criticó al mandatario ucraniano por hablar en nombre de los “autoproclamados refugiados ucranianos”, que viven a costa de Bruselas, mientras se olvida de los “auténticos refugiados” que huyeron del país eslavo cuando Zelenski tomó el poder y emprendió una persecución con “derecho a matar a sus hijos”.
Rusia comenzó su operación militar en el territorio ucraniano el 24 de febrero de 2022, con el objetivo de “desmilitarizar” y “desnazificar” Ucrania y evitar que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), encabezada por EE.UU., convierta a su vecino occidental en una base antirrusa.
En este contexto, Occidente ha entregado millones de dólares en equipos militares a Ucrania para que se imponga ante Rusia, pero los resultados no son los esperados, por lo que la probabilidad de que en algún momento los países occidentales se cansen y dejen de ayudar a Ucrania no parece lejana.