El canciller ruso denuncia la intención de EE.UU. para aplicar la misma “lógica neocolonial” que provocó el golpe del 1973 en Chile en otros países del mundo.
Con ocasión del 50 aniversario del golpe cívico-militar del general Augusto Pinochet en Chile, el canciller ruso, Serguéi Lavrov, indicó, en un artículo publicado por el medio ruso Rossiysakaya Gazeta que, EE.UU. y su Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) impulsaron el golpe en Chile, ya que el entonces presidente chileno, Salvador Allende (1970-1973), buscaba sacar a Chile de “la lógica neocolonial” del país norteamericano y llevar a su país a la “autonomía política y económica”.
A Washington le disgusta la propia idea de que otros Estados tengan derecho a elegir su propio modelo político y socioeconómico de desarrollo, pueden guiarse por los intereses nacionales, fortalecer la soberanía estatal y respetar la identidad cultural y de civilización”, enfatizó.
Explicó que como Allende intentaba alejar a Chile de la dependencia exterior y el fortalecimiento de los principios nacionales y latinoamericanos, se consideraba “una amenaza existencial para Estados Unidos”.
En alusión al rol de CIA en el golpe de Chile, Lavrov señaló el intento de aislar externamente al país sudamericano, financiar a su oposición, imponer presión informativa y psicológica, y divulgar desinformación entre la población, además de hacer “chillar” a la economía chilena, según relevan los documentos desclasificados de la misma agencia estadounidense.
De este modo, EE.UU. y sus aliados violan el principio de no injerencia en los asuntos internos de otros países de la Carta de las Naciones Unidas, en un interno para convertir a todo el mundo en su “patio trasero”, subrayó.
Al recordar los acontecimientos de Yugoslavia, Georgia, Kirguistán, “el sangriento golpe de febrero de 2014 en Kiev”, y la toma del poder por la fuerza en Bielorrusia en 2020, denunció la repetida estrategia de Washington para orquestar golpes y revoluciones de colores en los países del mundo que no se someten a sus intereses imperialistas.
El 11 de septiembre, con su muerte y el asalto al Palacio de la Moneda, se instauró por 17 años una dictadura comandada por el general Augusto Pinochet, que puso fin al gobierno de la Unidad Popular, vencedor en las elecciones del 4 de septiembre de 1970.
Durante los 17 años de sangrienta dictadura de Pinochet, más de 40 000 personas fueron ejecutadas, detenidas, desaparecidas o torturadas como presos políticos, según el Ministerio de Justicia, basándose en la investigación de varias comisiones.