El Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha calculado que una reducción de apenas el 1 por ciento en la asistencia alimentaria puede implicar que más de 400.000 personas corran el riesgo de morir por falta de alimentos, después de varios meses en los que la agencia se ha visto obligada a recortar la ayuda en zonas en crisis como Afganistán, Siria, Somalia y Haití.
Actualmente, ya hay 345 millones de personas sufriendo inseguridad alimentaria aguda, mientras que 40 millones entran ya en lo que se considera niveles de emergencia, a un paso de la hambruna. Los expertos de la agencia creen que, si persiste la tendencia, durante el próximo año habrá 24 millones de personas más en peligro por falta de alimentos, una subida del 50 por ciento.
Para estas personas, abocadas a adoptar medidas desesperadas de superviviencia, la ayuda brindada por el PMA «es un salvavidas». Sin embargo, la organización lleva meses denunciando que le faltan recursos, que tiene sin cubrir más del 60 por ciento del presupuesto de sus programas.
Se trata de un dato sin precedentes en la historia del PMG, en un momento en el que el hambre alcanza también «niveles récord», como ha recordado la directora ejecutiva, Cincy McCain. «Si no recibimos el apoyo que necesitamos para evitar una catástrofe aún mayor, el mundo verá sin duda más conflictos, más disturbios y más hambre. Podemos avivar las llamas de la inestabilidad global o trabajar con rapidez para apagar el fuego», ha planteado en un comunicado.
El PMA ya ha cometido recortes masivos en casi la mitad de sus operaciones, mientras que menos recursos implica priorizar la entrega de ayuda a los más débiles, aunque haya otras personas que lo necesiten igualmente y su situación pueda empeorar sin esta asistencia. McCain ha subrayado que «sólo hay una salida», que pasa por recaudar cuanto antes fondos al tiempo que se estudian «soluciones a largo plazo» para atajar las causas del hambre.