Rusia dice que ha logrado derribar al menos cinco drones militares ucranianos, uno cerca de la capital, Moscú, y el resto en el sur del país.
En un comunicado del jueves, el Ministerio de Defensa ruso dijo que un dron fue derribado en el distrito de Ramensky, 60 kilómetros al sureste de Moscú, alrededor de las 3:00 am hora local (2400 GMT), sin causar víctimas.
Por otra parte, el alcalde de Moscú, Sergey Sobyanin, dio su versión del ataque y dijo que a primera hora del jueves “las fuerzas de defensa aérea frustraron un ataque con drones contra Moscú. No se informaron preliminarmente daños ni víctimas en el lugar donde los fragmentos cayeron al suelo”.
El sistema de defensa aérea de Rusia también logró derribar dos drones más en Rostov del Don, ciudad del sur de Rusia, uno de ellos cayó en el centro de la ciudad, hiriendo levemente a una persona y dañando varios coches.
“Según información verificada, los sistemas de defensa aérea derribaron dos vehículos aéreos no tripulados. Uno cayó en el suburbio occidental de Rostov, el otro en el centro de la ciudad. Como resultado, varios turismos resultaron dañados. Una persona resultó herida. Se negó a ser hospitalizado”, dijo Vasily Golubev, gobernador de la región de Rostov.
Según el Ministerio de Defensa, otros dos drones ucranianos fueron derribados varias horas después en la región de Briansk, en la frontera con Ucrania, sin causar víctimas.
Tras la abortada contraofensiva de Kiev, que duró meses, las tropas ucranianas han recurrido a la guerra con drones, apuntando a infraestructura civil, para compensar sus deficiencias militares en el campo de batalla, sin cumplir como se esperaba sus promesas de una victoria vana contra las tropas rusas más fuertes.
Rusia, que ve a la OTAN como un bloque hostil y se opone enérgicamente a su expansión hacia el este, también ha destacado las aspiraciones de Kiev de unirse a la alianza militar liderada por Estados Unidos entre las principales razones para lanzar su operación militar en Ucrania en febrero de 2022.
El Kremlin dice que Occidente y la OTAN están desempeñando un papel directo en el conflicto de Ucrania al inyectar armas y equipos militares avanzados en el país, y advierte que las armas de la OTAN son «objetivos legítimos» para sus fuerzas armadas.
Moscú ha advertido frecuentemente que el continuo suministro de armas y equipo militar occidentales al ejército ucraniano sólo prolongaría la guerra y aumentaría el sufrimiento del pueblo ucraniano.