Los españoles ya gastan más de lo que ganan: «En los próximos meses la economía se va a deteriorar»

La inflación se ha comido los ahorros de la población, que gasta de media 2.781 euros más de lo que ingresa, saca sus depósitos de los bancos y amortiza hipotecas para reducir la cuota mensual. Muy dependiente del exterior, España acusará dificultades cuando Bruselas ordene limitar el gasto público, explica a Sputnik el economista Santiago Niño.

La economía española, una de las últimas de la eurozona en recuperar los niveles prepandemia, en términos estadísticos viene desempeñándose más o menos bien en lo que va de año, especialmente en algunos datos macroeconómicos en comparación a otros países europeos, unos estancados en índices de crecimiento nulo (caso de Alemania y Países Bajos), otros con una mayor inflación (todos menos Bélgica).
El crecimiento registrado en el segundo trimestre fue del 0,4% (1,8% en términos interanuales), la inflación se situó en agosto en 2,6 puntos y el desempleo, habitualmente siempre alto en España, sigue estable en torno al 11,6%. La temporada turística obra que el sector servicios ejerza de motor económico en el país y los datos del consumo son positivos. Pero también muestra unos índices y unas tendencias preocupantes.
Por ejemplo, las consecuencias derivadas de la estacionalización del empleo. El fin del verano ha conllevado la destrucción de 85.385 puestos de trabajo y el paro ha subido en casi 25.000 desempleados, no tanto en el sector hostelero (septiembre también es un mes bueno para el turismo) como para el del ocio y el del entretenimiento. No obstante, sigue habiendo 20,7 millones de personas cotizando a la Seguridad Social (un récord para cualquier mes de agosto) y los 2,7 millones de desempleados suponen la cota más baja desde 2008, entonces antesala de la crisis financiera mundial.
Pero si el alto nivel de desempleo es un rasgo característico de la economía española y el resto de índices macroeconómicos son favorables, al menos en comparación a buena parte de los países de la UE, ¿a qué viene tanta preocupación? Pues porque hay otra serie de datos que invitan a la reflexión.
Uno de ellos es la erosión que ha sufrido el poder adquisitivo de los ciudadanos a causa de la inflación. Sí, la evolución de los precios en España (2,6%) es la más contenida en la eurozona, detrás de la de Bélgica (1,7%), pero los niveles superiores al 10% sufridos durante algunos periodos de 2022, mucho mayores que el crecimiento de los salarios, han terminado por desbaratar las economías familiares, que ya gastan más de lo que ingresan.
Exactamente, cada español asalariado gasta de media 22.598 euros al año, mientras que su salario anual solo asciende hasta 19.817 euros. Es decir, hay un déficit de 2.781 euros. Tales son las conclusiones de un estudio del profesor José Luis Nueno publicado por la Asociación de Fabricantes y Distribuidores (AECOC) sobre el comportamiento de 250.000 consumidores y 199 millones actos de compra entre enero de 2022 y abril de 2023, donde se apunta que para salvar el desfase, los españoles están acudiendo a «sus ahorros, a préstamos y a la ayuda familiar». En ese periodo, los salarios crecieron un 5% en promedio, mientras la inflación media fue del 5,5%.

Sin ahorros y con intereses altos

En esta situación y al mayor ritmo desde 2012, el Banco de España informa de que las familias han retirado 12.286 millones de euros de sus depósitos bancarios para afrontar sus gastos, los cuales derivan del alza de precios y del encarecimiento de los préstamos hipotecarios (la mayoría están referenciados al índice Euríbor, cuya subida ha sido vertiginosa y ha cerrado agosto al 4,073%).
En menor medida, la retirada de fondos también se produce por la búsqueda de alternativas más rentables, dada la pobre remuneración que ofrece la banca española en la actualidad. De resultas, el capital acumulado durante la pandemia se está esfumando.
La tasa de ahorro ascendió al 21% durante la pandemia y, según las últimas estimaciones, ahora está sobre el 9%. Los hogares buscan amortizar sus préstamos hipotecarios para bajar la cuota mensual antes que disminuir los plazos de su pago. De este modo, llegan a fin de mes con más holgura, si bien no reducen la cuantía del pago de intereses. En total, las entidades bancarias cifran en unos 9.000 millones de euros la cantidad amortizada por sus hipotecados.
«A nivel familiar, el ahorro acumulado durante la pandemia ha permitido sostener un nivel de gasto que la inflación ha drenado: desde el 2019, de media, el español medio ha perdido el 4,6% de poder adquisitivo», explica a Sputnik el economista y divulgador Santiago Niño Becerra, que matiza que el desigual reparto del ahorro resta incidencia en términos de renta per cápita: «Porque el 60% de ese ahorro fue acumulado por el 20% de las familias».
Y como explica este catedrático emérito de Estructura Económica en uno de sus posts en la red X, el consumo se ha mantenido en verano, por lo que él denomina una situación «de carpe diem» propiciada por una relativa relajación de los precios energéticos y por la sensación de que «las cosas están yendo bien» en la temporada turística.
Pero los problemas surgirán, escribe, cuando «los turistas se vayan, la inflación subyacente no caiga al ritmo ‘prometido’ y Bruselas empiece a pedir que los Gobiernos pongan hilo a la aguja».

Descenso de la productividad

En un contexto de próximo descenso del consumo de bienes, los datos negativos sobre la producción industrial en España, que según el Instituto Nacional de Estadística (INE) cayó un 1,4% en junio respecto a mayo y un 3% con relación al año anterior, no añaden optimismo.
«La productividad es otro de los problemas históricos de España, igual que el sector servicios de bajo valor añadido», asegura S. Niño Becerra. Según sus datos, este sector conforma el 25% del PIB español y se distingue por una «muy baja» productividad. «Y a eso se suma un dato que casi nunca se menciona: la tasa de actividad de España es bajísima: no llega al 51% cuando la de Dinamarca roza el 70%, por lo que si la tasa de actividad aumentase, el desempleo aún sería mayor».

«Y a todo ello se añade un fenómeno muy pernicioso que España arrastra desde hace décadas: la economía española solo sabe aumentar la productividad destruyendo empleo, algo debido a la estructura de su PIB —basado en el medio y bajo valor añadido— y a que gran parte de su empleo es estacional, temporal y a tiempo parcial involuntario, lo que lleva a que casi el 15% de la población ocupada española sea pobre».

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