El desastre de Chernobyl no es la única causa de los altos niveles de radiación encontrados en los cerdos salvajes bávaros, según un nuevo estudio
Las pruebas de armas nucleares durante la década de 1960 contribuyeron significativamente a los altos niveles de radiactividad en Europa, que todavía se detecta en la población de jabalíes de la región, según un nuevo estudio. El fenómeno se atribuyó principalmente al desastre de Chernobyl de 1986.
Investigadores de la Universidad Tecnológica de Viena y de la Universidad Leibniz de Hannover publicaron el miércoles un estudio en la revista Environmental Science and Technology en el que analizaron carne de 48 cerdos salvajes del estado alemán de Baviera.
Todas las muestras, que se obtuvieron entre 2019 y 2021, contenían trazas de radiocesio, un isótopo radiactivo producido por la fisión nuclear, y algunas excedían el límite reglamentario en un factor de hasta 25, afirma el estudio.
Utilizando una “huella digital forense nuclear emergente”, los científicos descubrieron que la alta radiactividad encontrada en la carne se remonta no sólo al desastre de la planta de energía nuclear, sino también a explosiones de bombas nucleares mucho más antiguas de la Guerra Fría llevadas a cabo en la atmósfera, que continúan afectando el suelo en la región.
«Todas las muestras exhiben señales de mezcla de Chernobyl y lluvia radiactiva de armas nucleares», dijeron los investigadores, señalando que el «viejo» cesio-137 proveniente de la lluvia radiactiva de armas contribuyó entre el 10% y el 68% de los niveles encontrados en las muestras que excedieron el límite regulatorio.
En algunos casos, el cesio-137 procedente de armas nucleares por sí solo «puede llevar a superar el límite reglamentario», añadieron los científicos.
El informe señala que la región bávara del sureste de Alemania se ha hecho famosa por su fuerte contaminación por el accidente de Chernobyl, y que en los años posteriores al desastre, la vida silvestre en la región exhibió altas concentraciones de cesio.
Sin embargo, en las décadas transcurridas desde el incidente, las trazas del isótopo han disminuido significativamente en todos los animales excepto en los cerdos salvajes. Esta llamada «paradoja del jabalí» se ha atribuido al consumo de trufas de ciervo, un hongo subterráneo preferido por los jabalíes. Los científicos creen que el cesio radiactivo procedente de las detonaciones nucleares de los años 60 se hundió en la tierra y contaminó los hongos, por lo que los niveles de radiación en los animales persisten.
Los investigadores concluyen que es probable que los jabalíes bávaros sigan presentando altos niveles de radiactividad, ya que el cesio del accidente de Chernóbil también seguirá filtrándose en el suelo, contaminando las trufas.
Los científicos alemanes también enfatizaron que en medio de la creciente amenaza de ataques nucleares o emisiones accidentales de radiación en medio del conflicto entre Rusia y Ucrania, es imperativo prevenir la confrontación nuclear y ser capaces de identificar las fuentes de cualquier liberación y evaluar las posibles consecuencias ambientales.
«Una vez liberado, el radiocesio permanecerá en el medio ambiente durante generaciones y tendrá un impacto inmediato en la seguridad alimentaria y, como se muestra en nuestro estudio, durante décadas», se lee en el informe.