Al parecer seguirá sin solución el incremento de la tasa delictiva en el Caribe, pese a las denuncias de los gobiernos de la región respecto a que su origen consiste en el tráfico ilegal de armas procedente de Estados Unidos.
Según un estudio reciente del proyecto de investigación Small Arms Survey, con sede en Ginebra, Suiza, esa situación contribuye a que los países caribeños sufran tres veces más muertes violentas que el promedio mundial, aunque implementaron estrictas regulaciones sobre la posesión de armas y la fabricación de esos artefactos.
Los altos índices de violencia armada son alimentados por el envío a pequeña escala, principalmente desde Estados Unidos por medio de empresas navieras, aerolíneas comerciales y por correo, apuntó la investigación.
La indagación confirmó que más de la mitad de las 29 redes de tráfico estudiadas en informes judiciales utilizaron compañías navieras, en su mayoría con base en el estado estadounidense de la Florida, para introducir armas y municiones de contrabando, mientras que casi una de cada cinco empleó aerolíneas comerciales, con ayuda de personal corrupto en el aeropuerto.
Uno de cada 10, descubrió, por otro lado, el uso de los servicios postales, al tiempo que la mayoría de las pistolas incautadas y rastreadas las fabricaron Glock, Beretta, Smith & Wesson y Taurus.
En el informe se afirma que “no hay duda de que Estados Unidos es una fuente importante de armas de fuego en el Caribe y probablemente la más grande en algunos estados y territorios”.
Un tema alarmante se refiere a Haití, donde bandas armadas controlan la mayor parte del país y participan en frecuentes tiroteos.
Sobre ese territorio, el análisis alerta de aumentos en las incautaciones de rifles semiautomáticos y de gran calibre, en tanto que las estimaciones fijan la cantidad de armas de fuego en manos de civiles en 600 mil el año pasado, frente a 270 mil en 2019.
Un reporte de Naciones Unidas confirmó esa tendencia. tras revelar que pistolas que se venden por 400 o 500 dólares en armerías con licencia federal o en ferias privadas en Estados Unidos pueden revenderse por hasta 10 mil dólares en Haití.
“Los rifles de mayor potencia, como los AK47, AR15 y Galil, suelen ser los más demandados, lo que se traduce en precios más altos”, indicó el documento.
La investigación precisa que cada vez se decomisan armas más sofisticadas destinadas a puertos haitianos, “incluidos rifles de francotirador de calibre 50, rifles de 308 e incluso ametralladoras alimentadas a través de cinta”.
Esas herramientas mortales las adquieren en estados estadounidenses con leyes de armas poco estrictas y menos restricciones de compra que luego trasladan a Florida, donde se ocultan dentro de bienes de consumo, equipos electrónicos, prendas de vestir, alimentos congelados e incluso en el casco de los mercantes, agregó.
A su llegada a Haití, la investigación refiere que la mercancía se descarga y entrega a usuarios causantes de los incrementos de criminalidad y, según la ONU, la causa del aumento de homicidios que pasó de los mil 615 en 2021 a dos mil 183 en 2022 y el de secuestros de 664 a mil 359 en el mismo periodo.
CONSTANTE DENUNCIA
La cuadragésima quinta Reunión de Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad del Caribe (Caricom) que sesionó a inicios de julio en Trinidad y Tobago, resultó el más reciente foro donde los líderes de la región denunciaron el flagelo creciente.
Los miembros del bloque subregional urgieron a Estados Unidos a tomar acciones concretas para frenar el envío de armamentos y municiones hacia los países caribeños, un fenómeno que afecta el combate al crimen.
El primer ministro de Dominica, Roosevelt Skerrit, declaró que hay cuestiones que aún Estados Unidos puede y debe hacer para detener el flujo de dispositivos letales.
También el gobierno de San Vicente y las Granadinas instó a Washington hacer más para frenar el fácil acceso a estos artefactos y su fácil exportación a América Latina y el Caribe.
Atribuyó la alta tasa de asesinatos en algunos países latinoamericanos y caribeños a la proliferación de armas fabricadas en los Estados Unidos y a la violencia asociada con el tráfico ilegal de drogas.
Añadió que siete de las 10 naciones con la mayor tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes en el mundo son de América Latina y el Caribe.
Por su parte, el Primer Ministro de Granada y Presidente del Consejo de Ministros del Sistema de Seguridad Regional, Dickon Mitchell, planteó que el fácil acceso a las armas de fuego es una de las mayores amenazas que enfrenta actualmente la región.
Afirmó que diversos actos delictivos donde estas se emplean tienen un impacto negativo y de gran alcance en las personas y la sociedad.
“Nuestras islas están bajo la amenaza constante de la importación de armas de fuego de pequeño calibre. Vienen en barriles y en contenedores”, alertó Mitchell.
En la misma línea se ha pronunciado el primer ministro de Bahamas, Philip Davis, quien a inicios de año se reunió con la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, para discutir la importancia de reducir el flujo armamentístico que ingresa desde el norte.
Al tomar en cuenta su connotación, algunas personalidades políticas caribeñas formalizaron el compromiso de apoyar las batallas legales contra los fabricantes de armas estadounidenses emprendidas por México, país que alega cómo estos venden negligentemente sus producciones a delincuentes.